"Puede haber un momento que te marque para siempre y se arraigue en tu subconsciente, deseando despertar con la más insignificante chispa"
Abrimos una nueva entrada en el blog, con mucho placer, para dar la bienvenida a Javier Castillo. Su novela negra ‘El día que se perdió la cordura’ es una de las pocas obras de dicho género que he tenido el gusto de reseñar en ‘Las mentiras que escribí’. Desde luego, y creo que hablo en boca de muchos, ha sido todo un descubrimiento literario en muchos aspectos: su narrativa ágil y trepidante, su tremenda adicción y su vertiginoso ritmo.
Su novela, autopublicada, es, sin
lugar a dudas, uno de los títulos más vendidos y conocidos en Amazon, aclamado
por la crítica y que cada día adquiere nuevos seguidores y nuevos lectores.
M.B.Vigo: Muchísimas gracias, Javier, por haber accedido a realizar
esta entrevista a pesar de la escasez de tiempo. Estoy segura de que todos tus
seguidores están muy contentos de conocer algún detalle más sobre ti y tu
literatura.
J.C: Muchísimas gracias a ti,
Miriam. Es un auténtico honor ser partícipe de esta nueva sección en tu blog y,
especialmente, ser el primero de, estoy seguro, muchas entrevistas más.
M.B.Vigo: Lo primero que me gustaría comentarte es que tu novela, ‘El
día que se perdió la cordura’ tiene un estilo innegablemente americano pero, al
mismo tiempo, fiel al toque castellano. La ambientación (Boston) y los personajes
has decidido ubicarlos al otro lado del charco. ¿Cuál ha sido el motivo? ¿Más
atractivo comercial?
J.C. En un principio la novela iba
a estar ambientada en una capital española y en un pueblo imaginario español
(como contrapartida a Salt Lake), pero visualmente no me acababa de convencer.
La novela es muy visual, y este tipo de tramas, ya de por sí compleja,
necesitaba de un escenario al que los lectores ya estuviesen acostumbrados en
este tipo de género. Nueva York hubiese sido el destino fácil, pero Boston es
más fonético.
M.B.Vigo: Se trata de una obra de extensión considerable y, sin
embargo, engancha del tal forma que se devora en poco tiempo. Me gustaría
subrayar que el inicio me parece explosivo, sensacional y difícilmente
mejorable. Engancha al lector más despistado y, desde entonces, es imposible
dejar de leer para luchar contra la curiosidad. ¿Cómo has conseguido que sea
tan adictiva?
J.C. El inicio es algo a lo que dedico
especial atención cuando leo y escribo. Me repelen los libros en los que en el
primer párrafo te hablan del tiempo que hace en la ciudad, qué zapatilla se ha
puesto el protagonista cuando se ha despertado por la mañana, o explican el
pasado del personaje cuando aún no me interesa ni su presente. Creo que un inicio tiene que romper los
esquemas del lector, dentro del género que se trate por supuesto, y hacer que,
irremediablemente, quiera pasar la página para saber más. A partir de ahí, creo
que el éxito del libro radica en que traslada esa fuerza inicial a cada
capítulo, en los que se levantan nuevas incógnitas, se resuelven otras, y el
lector intenta avanzar cuáles son los motivos que empujan al protagonista
principal.
M.B.Vigo: ‘El día que se perdió la cordura’ es un título con mucha
fuerza y un gran significado en relación al hilo argumental. ¿Cuál es,
exactamente ese día? Y, ¿cuál es la fina línea se desata la locura en una mente
cuerda?
J.C.: El título del libro tiene relación, como bien dices, con
el hilo argumental.; En el libro, ese día en el que se perdió la cordura es
precisamente el inicio de la novela, pero hay muchos más. Hay distintos
momentos en el libro que podrían ser susceptibles de ser el origen del título,
y de ahí que lo eligiese.
Con respecto a tu segunda pregunta, sería imposible para mí
intentar trazar esa línea. La división entre la cordura y la locura es demasiado
difusa. Analicé fervientemente esta dualidad antes de escribir el libro y no
llegué a buen puerto. Puede haber un momento que te marque para siempre y se
arraigue en tu subconsciente, deseando despertar con la más insignificante
chispa; o un cúmulo de momentos, que van formando capas sobre la personalidad
de cada uno, hasta el instante en que la última capa, que tal vez no tenga nada
que ver con las anteriores, sea la pieza clave para hacerte perder la razón.
M.B.Vigo: El desarrollo de los hechos ocurre paralelamente, al mismo
tiempo que regresamos a un verano en Salt Lake. Desde luego, en un primer
momento, resulta complicado unir ambas historias. Abandonamos un centro
psiquiátrico para irnos a un idílico pueblo pesquero con la familia de Amanda.
Esta antítesis de locura-cordura es hasta poética. ¿Es Salt Lake un lugar real?
¿Por qué elegiste ese escenario?
J.C: Gracias. La novela completa es un juego de dualidades.
Leí hace años fascinado “Historia de dos ciudades” de Dickens, (uno de los
mejores inicios de una novela de la historia, según mi opinión) y me encantó
esa contraposición constante de dos mundos simétricos y distintos.
Yo quería crear algo que incorporase esa lucha constante entre
los mundos opuestos así que elegí una ciudad real (Boston) y un pueblo
imaginario (Salt Lake) para cumplir ese objetivo. Como dije antes, Boston fue
una elección fonética, y Salt Lake, el pueblo, una elección más destinada a
recrear en un nombre la sensación de tranquilidad. Un lago (lake en inglés) es
tranquilo de por sí.
M.B.Vigo: Las incógnitas y la complejidad del argumento te han llevado
a crear un completo glosario que adjuntas en la obra. Me imagino que todo esto
es fruto de una gran planificación antes de ponerte a escribir, porque resulta
complicado dejar todos los hilos atados. ¿Ha sido laborioso el trabajo de
estudio y documentación de ‘El día que se perdió la cordura?
J.C. Es la parte que más se disfruta de la escritura de un
libro. Todas las alternativas son posibles, a todos los personajes les puede
ocurrir lo que quieras en esa etapa, y todos los caminos de la trama llevan a
distintos finales. Dediqué bastante tiempo a elaborar un esquema de cada
personaje, su evolución, su papel en la historia, la necesidad intrínseca de
cada uno en cada capítulo.
Lo más difícil, en mi caso y por el tipo de novela que
escribo, es la estructuración de la trama. Tengo un tablón en casa en el que
voy esbozando la historia de cada personaje, cómo se conecta en qué momento y
por qué con el resto de personajes, o con las otras tramas. Luego en el proceso
de escritura todo cambia. Inspirado, decides un cambio que trastoca toda la
historia, haciéndote volver al tablón a reconectar los hilos, a los capítulos a
reubicar las palabras y a la cafetera a recolocar más cápsulas para la noche en
vela. Lo que sí es verdad es que soy muy concienzudo, muy meticuloso, y antes
de escribir, o al menos lo intento, todo está decidido de antemano.
M.B.Vigo: Hablemos si te parece de los personajes. El Dr. Jenkings, el
prisionero, Amanda, Stella... ¿Cómo definiste sus perfiles?
J.C.: El primero que se creó en mi mente, por sí solo durante
un sueño, fue “el prisionero”. No tenía voz, pero sí sabía cómo hablaría y qué
motivo tendría un personaje como él. El amor es el único motor humano que mueve
así a una persona, así que Amanda surgió con él. El Dr. Jenkins, la antítesis,
por así decirlo, del prisionero era el contrapeso necesario para su
personalidad.
Steven, el padre de Amanda, es otro de los personajes que más
fuerza tienen en la historia; pero no desvelaré nada para no aguar la intriga a
los lectores.
Una vez que tienes los cuatro personajes principales, cada uno
con su motivo vital para existir, el resto fueron apareciendo según escribía la
trama, dándole a cada uno su papel vital en la historia
M.B.Vigo: Por mi parte, creo que ‘el prisionero’ es una de tus
creaciones más ambiciosas, más complejas, sobre el cuál recae el gran peso de
la historia. Es uno de los personajes que sufre mayor evolución y mayores
cambios. Me imagino que no habrá sido fácil manejar su cordura...
J.C.: Pues la verdad es que no. Contener a un personaje así
entre las páginas era difícil. Irradiaba fuerza en cada palabra, y hacerlo
contar con su propia voz su presente en una parte de la historia, y su pasado
en otra, era una tarea de titanes. La evolución del prisionero es la más
llamativa de todas, y yo creo que él es uno de los motivos por los que la
novela ha tenido tanto éxito.
M.B.Vigo: Es obvio que tu novela tiene una gran influencia americana
como mencionaba al inicio de esta entrevista. ¿Cuáles son los libros que más te
han inspirado a lo largo de tus años literarios?
J.C.: He leído de todo, pero sinceramente, pocos libros de
autores norteamericanos. Soy mucho de leer y releer clásicos hasta cansarme de
ellos. Nabokov, Gabriel García Márquez o Paul Auster (este sí americano y
contemporáneo) son los autores que más leo. Si mi escritura tiene una clara
influencia americana, seguramente se deba a que soy un cinéfilo. Creo que
quedan pocas películas de los últimos veinte años que no haya visto.
M.B.Vigo: La autopublicación, sin el respaldo editorial, es un camino
casi imposible y que desanima a muchos escritores noveles antes de comenzar.
¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Cómo has conseguido llevar ‘El día que se perdió
la cordura’ al top de los más leídos y mantenerlo?
J.C.: Pues fue el paso más lógico por mi personalidad. Soy una
persona muy impaciente, y sabía que las editoriales tardan meses, a veces años,
en responder. Hice un primer envío a editoriales, pensando en que sería capaz
de esperar la respuesta, pero a los tres días ya me dije que no aguantaba un
minuto más. Subí el libro a Amazon, sin saber si la potencial editorial que
decidiese publicarlo preferiría que fuese inédito, y hasta hoy.
Para mi sorpresa, y después de 9 meses entre los más vendidos
de Amazon, una de las principales editoriales en España publicará en papel El
día que se perdió la cordura.
M.B.Vigo: ¿Qué le
aconsejarías a un escritor novel?
J.C.: Que sea la persona más
perfeccionista del mundo. Que se lance a la aventura de escribirlo, pero sobre
todo de reescribirlo hasta que esté completamente seguro de que su libro es lo
mejor que puede ser. También, que lean, vean cine, hablen con amigos y,
especialmente, que no se encierren frente al teclado para escribir y vivan, en
general. Un escritor está formado por pedacitos de vida.
M.B.Vigo: Y para, finalizar, ¿Podrías contarnos algo sobre futuros
proyectos? Estoy segura de que a tus lectores les encantará conocer cualquier
adelanto.
J.C.: En estos momentos estoy
escribiendo la continuación de “El día que se perdió la cordura”, que ya está
planificada, y trabajando en un proyecto paralelo con muchísima ilusión.
Lo que puedo decir de la segunda
novela es que ya está muy avanzada (tiene incluso título), que saldrán algunos
personajes de la anterior, algunos nuevos con una importancia trascendental, y
que profundizará, aún más que el primer libro, en el amor.
Muchísimas gracias, Javier, por tu tiempo y tu sinceridad a la hora de
realizar esta entrevista. Espero que tú la hayas disfrutado tanto como yo.
Mucha suerte en tu camino de letras, que sigas cosechando éxitos sin descanso.
Muchas gracias a ti, Miriam, por
esta perfecta e irrepetible entrevista. Espero de corazón ser el primero de
muchas más. Nos vemos en Salt Lake.
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