No sé si es pasión gallega, no sé si es porque el latido de Galicia es diferente, no sé si es porque la lluvia hace mella en nuestros heridos corazones, pero lo cierto es que desde que escuché por primera vez la voz de Andrés Suárez, me invadió su embrujo y no me ha dejado marchar. En alguna de las entradas de este blog, escribí sobre Iván Ferreiro, otro paisano, que el propio Andrés Suárez menciona en sus canciones. Esta conexión, este símil de inspiración, me ha parecido hermoso y quería mencionarla.
Quería escribir sobre él y sobre sus canciones, porque durante los últimos capítulos de mi novela no he dejado de escucharlo y ha empapado las páginas de verdad. Diría que le debo un profundo agradecimiento por haberme dado, sin saberlo, el empuje final. Es curioso cómo somos capaz de encontrar en la creación de otros, nuestro propio reflejo. Es alentador ver, escuchar, leer, historias que nos ayudan a nosotros mismos, que liman nuestra catarsis, que nos ayudan a paliar el dolor.
¿Qué encontraréis tras las canciones de Andrés Suárez? Galicia, Naturaleza, amor, desamor, dolor, belleza, distancia, el Océano, la noche, un hombre libre, una guitarra, millones de sentimientos, colores y, por supuesto, poesía. Un artista que acaricia con sus notas, que abraza con sus versos, que besa con su voz. Un artista que ama lo que hace, y consigue que los demás lo amen también.
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