jueves, 26 de noviembre de 2015

#LITERATURA: La hija del dragón: cruda, prohibida, oscura y brillante // ****



La ganadora del concurso de Amazon del 2015, rodeada por abrumadoras críticas que la aclaman, con una trama controvertida y poco comercial. "La hija del dragón" no es una novela cualquiera, desde luego que no. 

Es complicado definirla y hacerle justicia a lo que realmente es, sin caer el morbos fáciles y en la crítica visceral más absoluta. Pero para empezar es necesario subrayar que la novela es fruto de muchos años de trabajo por parte de su autora, una sevillana llamada Myriam Millán, fruto de una documentación exhaustiva a conciencia y de, sobre todo, esconder el miedo y escribir sin tapujos sobre un tema poco agradable y comprendido por la sociedad, pero que es muy real, aunque no seamos, o no queramos, ser conscientes de ello.

Y aplaudo esta controversia, y esta valentía de la autora. Y también me alegra que haya sido este título en ganador de un concurso muy reñido. He leído a cuatro de los cinco finalistas y, por supuesto sin desmerecer al resto, entiendo y comprendo la razón por la que la dragona se ha alzado con la corona y ha llenado de llamas un concurso prestigioso y plagado de oportunidades. Digamos que Myriam ha echado a volar de esta forma.

Pero centrándonos en el tema. ¿De qué trata? No me gusta hacer un resumen de la obra en las reseñas, pero es necesario mencionar su complejidad. La obra se desarrolla siguiendo tres hilos argumentales. El primero nos hace viajar al año 1600, la oscura Edad Media, en la época de la leyenda de la condesa Erzsébet Báthory, hartamente conocida por sus rituales sanguinarios en busca de la eternidad. El segundo nos transporta a la actualidad, Emmanuel se involucra en la investigación de un tétrico caso que parece estar relacionado con oscuras técnicas de "vampirismo" en las que se sacrifica a jóvenes sin piedad. Y el tercer hilo, el más escalofriante y crudo, nos transporta al interior de una de esas organizaciones, como si tuviéramos el privilegio de contemplar todo tipo de atrocidades sin mancharnos las manos: Lara, una joven terminal, es capturada y elegida para llevar a cabo terribles rituales que pretenden desafiar las leyes naturales.

Los personajes son variados y ricos. La autora ha prestado especial interés en desarrollar y crear personalidad de acuerdo con sus necesidades. Y yo aquí quiero mencionar a Natalia, que me ha parecido una figura femenina muy compleja, muy fuerte y muy difícil de comprender. 

Pero no nos engañemos, el verdadero corazón oscuro, el alma negra, de la obra, son las escenas (muy habituales) de escalofriantes y crudas torturas, narradas con todo tipo de detalles y realismo, fuertemente visuales, intensas. Su lecturas es difícil, mucho. A veces es complicado leer todo un párrafo sin tener que apartar la mirada y tomar el aire. El corazón se me encogió en muchísimas ocasiones en el transcurso de la obra. Y Myriam no da demasiada tregua al descanso.

La novela está estructurada en capítulos más o menos breves, que van desvelando diferentes partes de la trama, como he dicho, muy compleja pero sencilla de seguir. El ritmo es trepidante, desde luego que lo es. Y la técnica literaria de la autora es muy acertada, con una narración muy cercana pero bien pulida, con la extensión idónea en casa fragmento, con un vocabulario sobre la temática extenso sin resultar repetitivo.

Resulta escalofriante, cuando menos, todos los detalles minuciosos que esta sevillana aporta sobre los diferentes rituales, sobre los crudos sucesos ocurridos en esas mazmorras, en esas salas de tortura. Resulta, desde luego, inquietante.


martes, 24 de noviembre de 2015

#CINE: Ocho apellidos catalanes, el juego de los tópicos // **1/2



Estaba servida en bandeja de plástico recubierta de papel de plata. Y es que la productora de la película "Ocho apellidos vascos" sería una ilusa de no aprovechar el insólito tirón de la primera entrega, muy bien acogida por el público en general, que aboga por el cine español, rompiendo récords y reventando las taquillas del país. Una lástima que, en ocasiones, la búsqueda del beneficio económico deje a un lado la calidad de la comedia que aquí nos concierne.

Si la comedia sobre el andaluz y la vasca que se enamoran traía tras de sí un halo de frescura, buen humor y enriquecida por la cantidad de posibilidades que la cultura de las diferentes autonomías (y nacionalismos) nos otorga, esta segunda parte, ambientada en Cataluña, parece no haber conseguido ser tan hábil y atractiva.

Pero, ¿qué falla?

El reparto sigue siendo el mismo: Dani Rovira vuelve a hacer esfuerzos como actor sin lograr quitarse del todo el lastre de monologuista, Clara Lago juega su rol de chica vasca sin deslumbrar... pero Carmen Machi y Karra Elejalde siguen siendo los naturales, los imprescindibles, y los que se convierten en la parte más divertida (sino la única) de este film controvertido y un tanto acuchillante.Contamos también con Berto Romero, con una barba postiza porque tal vez el presupuesto no permitía que el humorista esperase unos días a que le creciera natural, y su abuela, Rosa María Sardá, a la que podemos considerar otro de los platos fuertes.

El primer fallo llega a los primeros minutos y se repite consecuentemente: el guion. Es torpe, poco hábil, metido a calzador y con situaciones cómicas muy forzadas que chirrían. Se busca el humor a toda cosa y, aunque en ocasiones lo consigue, creo que cualquier espectador se dará cuenta de que no es eso lo que ha ido a ver a la sala de cine.

Si en su predecesora los tópicos de vascos y andaluces son divertidos y con buena fe, parece que la figura de los catalanes se ha parodiado con algo de mala voluntad y, por qué no, mala leche. Ahonda la película en el conflicto de la independencia de cataluña con frivolidad, sin mostrarse comprometida. No es el momento de pensar, es el momento de creerse que el espectador se conformará con tres chistes y poco más. Pero eso no siempre funciona, y menos si hablamos de cine español (que sin duda es más criticado que el americano).

Los gallegos estamos de suerte, también tenemos nuestro momento de gloria al aparecer una gallega de Cangas de Morrazo, haciendo alarde de nuestro carácter inseguro, modosito y un acento desproporcionado. Uno de los momentos más graciosos y tiernos de la película.

Pero lo peor, lo que se cae a trozos, es el final. Ese final que se alarga más de media hora, plagado de tópicos, que gira entorno a una boda (¡otra boda! parece que no saben idear nada fuera de ese suceso que hace tiempo dejó de ser trascendental), la aparición absurda de las fuerzas de seguridad y una serie de giros argumentales que carecen de sentido alguno y buscan la comicidad rápida y sencilla.

Diré que me he entretenido durante la hora y pico que duró la proyección, que había un ambiente tranquilo en la sala de cine y que los espectadores, sin quedar maravillados, se han entretenido. De eso se trata el séptimo arte, aunque no puedo evitar pensar que todo el equipo que hay detrás de "Ocho apellidos catalanes" pudo haberlo hecho mucho mejor, pero no quiso invertir esfuerzos en ello.

viernes, 20 de noviembre de 2015

PRESENTACIÓN DE MARAFARIÑA


Los nervios estaban ahí, y no me abandonaron. Pero tal vez fueron lo que me dio tanta fuerza y tanta energía. Y la sonrisa y el buen humor, que siempre son un ingrediente fundamental en cualquier momento de la vida, para aflojar tensiones y crear un ambiente radiante, cálido y cercano.

Como mencioné en algún punto de la presentación, jamás creí que sería capaz y podría lanzarme a hablar de Marafariña ante un grupo de gente, con mi cara, mi nombre y mi todo... sin miedo, sino con valentía y un coraje que creo que la propia Marafariña me infundió en todo momento. O tal vez era la imperiosa necesidad de acercar mis letras a otros lectores, o simplemente hablar de ella, o simplemente... creo que fue mi corazón quién tomó las riendas de la charla.


Tengo que agradecer a Cristina Carracedo, amiga mía, muy amiga mía, desde hace incontables años, y a la Biblioteca de Carballo, mi pueblo natal, por haberme ayudado y haberme dado la oportunidad de presentar 'Marafariña' en un entorno de lujo, en una sala muy bien acondicionada y haberme publicitado incansablemente por las Redes Sociales a su disposición. 


Formamos un pequeño grupo, de amigos, de desconocidos que ahora son amigos, de vecinos de los alrededores, de personas inquietas que acudieron para entrar en Marafariña. Y me alegra que así haya sido de verdad. Porque poder compartir todo esto, durante unos minutos, con un auditorio tan amable, cordial y cariñoso, ha sido para mí una experiencia irrepetible, tibia como el sol del verano cálido, como la melodía hipnotizante y fresca de esa espesura que tanto me ha inspirado.



Muchísimas gracias a todos los que habéis asistido, os lo agradezco con el corazón lleno y las manos abiertas. Gracias a todos los que habéis estado conmigo, los que me habéis apoyado y los que habéis creído en mí. Gracias a la gente del pasado que ha vuelto a darme un abrazo y una sonrisa a tiempo. Gracias a aquellos que no me conocíais, pero que habéis confiado en mi historia. Gracias a todas y cada una de esas personitas que ayer compartieron conmigo un momento inolvidable, muy importante para mí, para Marafariña, para mi vida entera.

Vídeo de la presentación
Fotografías de la presentación
Enlace a la prensa

lunes, 16 de noviembre de 2015

#COLUMNA-OPINIÓN: Los árboles también (tampoco) son grises






Ni lloran. Ni viven. Porque alguien o algo ha roto sus raíces.
Y ya no tocan la tierra, ni la miman ni la acarician.
Tal y como las almas mustias a las que no les queda nada,
esas que se desmiembran de dolor sin la mínima esperanza.

Hoy los latidos se han apagado, para no volver a latir.





Una incógnita la ausencia de color... Que no es vacío.
Que es peor.





Efímero.

viernes, 13 de noviembre de 2015

#COLUMNA-OPINIÓN: Las horas no mueren



Creo que el tiempo es algo que le obsesiona a prácticamente cualquier ser humano. Y, si no es obsesión, al menos una parte de ese mismo tiempo está dedicado a pensar en el tiempo, más en el futuro que en el pasado y pocas veces en el presente más inminente que, a cada segundo, se va quedando atrás.

Desde mis más tiernos años es algo a lo que le he intentado buscar lógica y sentido. Teniendo en cuenta que durante gran parte de mi vida fui una persona cuyo espíritu estaba dedicado a una creencia religiosa que abogaba incansable por la eternidad en un paraíso, no me dejaba vencer por el desasosiego porque la esperanza real lo aplacaba. Sin embargo estaba ahí. Quizás por eso leía libros, quizás por eso me daba tantísimo miedo la muerte y la enfermedad (esta última la he vivido muy de cerca siempre), quizás por eso me torturaba tanto, cuando era una cría en edad de no preocuparse por nada.

A medida que fui creciendo, el paso del tiempo se fue haciendo más real y, al mismo tiempo, iba perdiéndole el miedo. Mi fe era más fuerte y más implacable, la frescura de la juvenil adolescencia me tenía más ocupada en temas amorosos que en cualquier otro asunto. Pero, de repente, no sé en qué punto exacto, mi presente da un giro y esa esperanza de vida eterna se vuelca y cae, desmoronándose a mis pies, irradiando una luz falsa. Demasiado pronto me doy de bruces con la más absoluta verdad: todas las horas mueren.

La vejez es algo que siempre me ha apasionado. El vivir con mi abuela materna en casa, además, me ha mantenido muy unida a esa edad tan finita y tan especial, plagada de sabiduría y de vivencias, con la mirada calmada y sosegada, casi contemplativa, que yo observaba con curiosidad y anhelo. Quería sentir esa misma paz y hacerla mía. Y cuando le preguntaba a mí abuela cómo conseguirlo, me sonreía y reinaba el silencio.

Fruto de esto, y de Marafariña, es "Todas las horas mueren". Si bien es cierto es la segunda no está relacionada con la primera, las raíces son el mismo lugar y una no podría vivir sin la otra. Frente a la juventud vital de Ruth y Olga, está la anciana protagonista de esta obra, Olivia, que se trata de un personaje que lleva muchísimo tiempo incubando y creciendo en mi interior. Me ha fascinado hacerla vivir y enseñarle a morir. Me ha fascinado hacerla infeliz y colmarla de deseos de encontrar la alegría.

Para mí ha sido un aprendizaje interior y un desahogo brutal plasmar esta novela, a la que guardo un cariño infinito y la que he releído infinidad de ocasiones durante estos meses. Porque me alivia, me cura, y me hace jugar a que soy valiente.

Todavía falta un poco de tiempo para que vosotros podáis leer "Todas las horas mueren" que, espero disfrutéis y viváis enormemente. 

Pero, mientras tanto, os contaré un secreto: No es cierto que todas las horas mueran.


lunes, 9 de noviembre de 2015

#LITERATURA: Bajo los tilos, a la sombra del pasado // ***1/2



Es la primera novela de María José Moreno que tengo el gusto de leer. Y digo gusto con sinceridad, no como mero formalismo, porque siempre es todo un placer descubrir una escritora nueva, con tal habilidad de sumergir al lector en una historia real y cercana, y dura, de estas que cada uno de nosotros ha podido vivir en sus propias carnes.

"Es el destino el que nos señala el camino por el que debemos transitar; unas veces con tristeza y desesperación, y otras con esperanza y alegría"

No es literatura costumbrista propiamente dicha, porque estaba bastante alejada de ese reflejo casi radiográfico de la vida cotidiana, pero sí que se acerca bastante. La protagonista, María, es una mujer embarazada y felizmente casada que se topa de bruces con la repentina y trágica muerte de su madre, Elena, que fallece en medio de un vuelo aéreo dirección a Nueva York, del que nadie parecía saber el motivo... ¿Huía? ¿Escapaba? ¿Buscaba algo?

Con esta premisa arranca la trama de la historia-busca-historia, sobre la investigación personal de María, con la ayuda de un compañero de trabajo, para desvelar los detalles de cuáles eran las intenciones de su madre. Tan sólo cuenta con una postal inconclusa y sin datos a los que atenerse. Mientras más ahonda en el pasado de su familia, más se ensombrece el presente difícil al que tiene que enfrentarse.

"La capacidad de supervivencia que tenemos ante tamaña acumulación de conflictos, de los que conseguimos emerger como si no hubiera acontecido nada"

Me ha recordado a la novela de Ana Medrano, "Y en nosotros nuestros muertos", en el que la protagonista, Nena, inicia una investigación para esclarecer la fatídica muerte de su padre. Son argumentos jugosos que, sin necesidad de tratarse de una novela policíaca, estrujan el jugo suficiente de una obra de suspense y misterio, con tintes más cercanos al lector, y huyendo de los tópico bajo la etiqueta de anti heroína (o madre común). Casi podría clasificarse como un género nuevo e innovador.

La literatura de María José Moreno es íntima, familiar, cercana y ágil de leer. También es hermosa su narrativa, suave como la brisa y cálida como los rayos del sol otoñales. Desde luego que se disfruta, se deleita y, además, se vive.

"¿Qué sabemos de nuestros padres? Solo lo que nos cuentan"

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viernes, 6 de noviembre de 2015

#COLUMNA-OPINIÓN: Un millón de años (Riazor)




"En media noche en el acantilado, Yo llego tarde tú estás esperando Ya frente a las olas imaginando Cómo sería dar el salto 
Hoy hace más de un millón de años nadamos en las playas de Riazor. Agosto de calor, septiembre de tormenta..."

Los pedazo del tiempo, tan inescrutables, parecen una verdadera tortura sin precedentes. La existencia misma es dura, pero si le sumamos el tiempo, el fin, el adiós, la distancia, se convierte en algo que puede ser difícilmente soportable. Tanto que, sin lugar a dudas, muchos terminan dejándose ir, tal y como las olas que mueren a día a día en playas. Playas bellas, playas llenas de vida, pero playas llenas de fin.

Es necesario tener algo a lo que aferrarse cuando sucede algo que duele, porque siempre termina siendo así. En mi caso, son las letras y la música a lo que recurro, son un bálsamo poderoso, tibio, latente. Me alivia, tal vez porque me alejan de la realidad, o a lo mejor es que soy una cobarde. Pero da igual lo que suceda, porque aunque me entristezca escribir, me siento feliz cuando lo hago, cuando lo consigo, cuando creo esa "vida" en las historias.

"Dos meses antes de que aparecieran Aquellas manchas de marea negra entre tu corazón y mi cabeza 
¿Qué ha sido de ti?, ¿De aquella canción? De las horas muertas en tu habitación ¿Quién dijo que no perdería el control Cuando iba a camino de la destrucción?"

Escuchando la canción que cito de Amaral, Riazor, he pensado en Marafariña y en las largas horas de reflexión para escribir el Libro Segundo. Me ha parecido que la letra, el trasfondo, la melodía, encajan perfectamente con lo que puede sentir Ruth ahora, en su presente tan negro, como esas olas, tan rugiente como esa marea. Y los recuerdos, que son agujas frías en su alma.  

Y al pensar en Ruth, también pienso en mí misma. Porque ella sin mí no sería, pero yo sin ella tampoco. Y la necesito, desde luego que sí.


"Hoy vuelve a soplar ese viento del mar 

Que nubla la mente y la vista 
Prefiero saltar de una vez sin mirar 
Y quiero que tú me sigas, y quiero que tú me sigas"


Hoy el mundo ha perdido a alguien muy especial. Y pienso en el mar, y en esta canción, y en los sentimientos del decir adiós. Es tan bello y tan difícil, y también lo que nos hace ser cómo somos. Por eso, tal vez, quiero aferrarme a la vida como él me enseñó, y sonreír tal y cómo el me enseñó. Me preparó para ser fuerte, y lo estoy siendo. Y aprender a aceptar lo que sucede, aunque duela, es el mejor homenaje que he podido y sabré darte.

Es duro pensarlo, sí. Pero de alguna forma o de otra, hay que hacerlo, porque eso me calma y me serena. Estas últimas horas me rememorado esas largas conversaciones en tu despacho, y en tu sonrisa, y en mis lágrimas. Yo te decía que la vida era horrible, y tú me decías que la vida era maravillosa.

"Siempre fumando como una posesa Buscando vida en otros planetas Obsesionada con ir más allá Para alcanzar la emoción perfecta"


Hasta siempre, crack. Compañero de vida. Gran consejero, mejor hombre y hermosa persona. Mi Ibáñez particular. 




martes, 3 de noviembre de 2015

#LITERATURA: El mundo, contigo. El peregrinaje del amor en una novela romática diferente // ***1/2



Ha sido frívola Joana Arteaga en su última y nueva novela. Nueva en todos los sentidos, porque se quita el traje de la literatura más íntima y desgarradora y luce un vestido de color morado brillante, con unos tacones espectaculares...Y unas ganas terribles de dejarse llevar, al compás de una melodía impuesta por los latidos frenéticos del corazón doblemente enamorado, sin huir de los tópicos, pero con un sello propio y personal. "El mundo, contigo" tiene un carácter fuerte, es extrovertida, es divertida, amena y fresca. 

Frívola he dicho, sí. Espero que mi querida compañera y amiga Joana no se moleste al utilizar este calificativo, pues lo hago con todo el cariño y la mejor intención. A fin de cuentas, he adquirido mi ebook con toda la confianza puesta en una escritora indie que adoro, como persona y como escritora. He de decir que mis expectativas no eran muy altas, ¿qué puede lucir en una novela sobre chica conoce a dos chicos, y uno de ellos es su jefe?

"Tras separarnos del primer beso real que compartimos, el mundo estalló en mil pedazos. Estaba tan a gusto, sentía tanto bienestar en ese momento, que sólo deseaba que se alargara para siempre, convencida como estaba de que no habría modo mejor de pasar los siguientes cien años de mi vida"

Pues poco, podría decirse. Pero no olvidemos que la escritora es una maestra de la literatura, y que su narrativa no decae por mucho que el argumento sea diferente. Digamos que esos dolorosos latidos de "Clávame las uñas en el corazón" se han convertido aquí en otro tipo de bombeo más entusiasma pero igual de sentido. Martina es la flamante protagonista de esta historia, narrada en primera persona, desde una perspectiva muy personal. Se trata de un personaje que se solapa con la escritora, tan iguales y tan diferentes. La histeria femenina y el sosiego, las ansias de encontrar su lugar y de huir de él. Tiene una personalidad muy extraña, en ciertos momentos hasta irritable... pero es adorable. El lector se meterá en sus entrañas en seguida, y sufrirá, se reirá y amará con ella. Y también tendrá ganas de zarandearla con fuerza para ordenar el caos de sus pensamientos.

Un precipitado viaje de negocios con su jefe, Saul J. Coleman con muy buenos resultados profesionales, es el detonante para que Martina y él comienzan una relación que baila entre lo profesional, la amistad y el más tierno cariño que deja a nuestra protagonista en una tesitura que no sabe definir. Pero, para más inri, la figura de Marie (original nombre femenino para el otro hombre que tantea el corazón de Martina), pulula por sus pensamientos como una corriente de aire fresco. Como dos extremos de una cuerda anudada a sus muñecas, Martina no sabe si resistir sus impulsos o dejarse llevar.

"Mi vida no es sólo caótica, sino que con todo el tiempo del mundo a mi disposición, sólo he logrado armarme aún más lío en la cabeza con respecto a todo. ¿Quién diría que tener tiempo para pensar era más perjudicial que beneficioso para líos mentales en fase creciente? Pues es así, y es horrible"

Cabe señalar que se trata de una joven solitaria. Vive sola, sus padres están lejos y poca relación guarda con ellos. Su grupo de amigas, aunque parece ser importante para ella, no es algo en lo que se involucre demasiado. Da la impresión, de hecho, que se encuentra un tanto fuera de lugar. Eso ayuda mucho a sentirse muy identificada con ella, ¿o caso no estamos todos un poco lejos de los demás?

"No tengo ni idea de cómo va a afectar este encuentro a mi vida futura, lo que sí sé es que ahora mismo sólo deseo hacerme muy pequeñita, meterme en la cama y desaparecer para siempre"

Creo que Joana Arteaga ha sido muy valiente al publicar esta novela, rompiendo estigmas del género y aportando algo nuevo. Y aunque no sea una obra predilecta para mí, he de reconocer que supera a prácticamente las demás lecturas románticas que he leído en los últimos meses. Me ha recordado, por cierto, a la famosa trilogía animal de Katherine Pancol que disfruté bastante en su momento.

Sí, la recomiendo. Es una lectura ligera pero de calidad, fresca. Además, os permitirá conocer a esta camaleónica y excelente autora que, desde luego, no os defraudará. 

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#COLUMNA-OPINIÓN: El tiempo de las cerezas nunca llega en noviembre




"No te preocupes por mi soy como los gatos 
y caigo de pie.. y no me duele cuando me hacen daño"

A golpe de Bunbury siempre es una buena manera de empezar noviembre, casi un mes anodino y extraño, donde nada empieza pero todo continúa. Tal vez el tiempo se pare entre estos treinta días marcados por el vacío, por no destacar, y porque todavía no es invierno pero tampoco reina el otoño. Pero no estamos aquí para hablar del tiempo.

Las decisiones siempre son algo que nos llega de imprevisto. En muchas ocasiones, las demoramos hasta que escoger una opción u otra es precipitado. Otras muchas, aparecen sin avisar, como el agua al cuello, y no sabemos si dejarnos asfixiar o seguir nadando. Qué extraña y qué maravillosa puede llegar a ser la conducta que tomamos en estas situaciones, sacando lo mejor y lo peor de nosotros mismos. No nos queda otra, entonces, que patalear en el agua helada, porque la ansias de seguir viviendo son lo más fuerte que tenemos. Y no sólo por los años, sino por el anhelo de experiencias, que es la peor de las drogas que reclama nuestro organismo más espiritual.

Sí, es noviembre de nuevo, pero no llegarán las cerezas todavía. Y mientras trabajo y vivo en el mundo real, me gusta soñar que escribo muy lejos de esto (aunque no quiero alejarme demasiado). Porque por las tardes, en las que las obligaciones me lo permiten, me siento y vuelvo a ser mis personajes y ya no soy yo. Y eso me hace feliz, siempre me ha ayudado a levantarme y a que mi alma brille en su plenitud. No he conocido otra forma mejor de conocerme a mí misma, y de perdonarme por cómo llegué a ser, o cómo llegaré a ser.

Lo cierto es que ahora tengo muchos frentes abiertos, algunos me dan miedo y son oscuros, otros son grises y otros blancos. De eso se trata la vida, de eso se trata hacerse mayor. Tengo miedo, y desisto, pero soy valiente y peleo. Aunque me gustaría tomar el camino más corto, el fácil, temo arrepentirme. Así que tomo acuestas una pesada mochila, en la que el pasado casi no tiene cabida, y echo a caminar por esa senda interminable y arenosa, rodeada de verdes prados y frondosos bosques. ¿Tal vez alguno sea Marafariña?

Y hablando, escribiendo, de Marafariña otra vez. Porque está siempre en mis pensamientos de forma irremediable. ¿Y no es bonito, acaso, amar algo tan propio, tan mío? Sí, lo es.

Otro proyecto, precioso y diferente, me tiene absorta e ilusionada. Y sin embargo, no puedo dejar de decicar un puñado de minutos, de horas, a mi primera obra y a su continuación. Y mientras escribo esto, no puedo dejar de pensar en Olga, tumbada sobre una cama de un hostal cualquiera, tan torturada como siempre y más resulta que nunca a apretar los dientes y a perseguir lo que ama. Y en los auriculares adheridos a sus oídos, suena la espectacular voz de Bunbury, como en los míos, cantando sobre noviembre. Otra vez.

"Es momento de ir, yéndose poco a poco el tiempo de las cerezas nunca llega en noviembre no me apetece escribir, hay otras formas de huir y estar loco por solo..solo por loco"