La ganadora del concurso de Amazon del 2015, rodeada por abrumadoras críticas que la aclaman, con una trama controvertida y poco comercial. "La hija del dragón" no es una novela cualquiera, desde luego que no.
Es complicado definirla y hacerle justicia a lo que realmente es, sin caer el morbos fáciles y en la crítica visceral más absoluta. Pero para empezar es necesario subrayar que la novela es fruto de muchos años de trabajo por parte de su autora, una sevillana llamada Myriam Millán, fruto de una documentación exhaustiva a conciencia y de, sobre todo, esconder el miedo y escribir sin tapujos sobre un tema poco agradable y comprendido por la sociedad, pero que es muy real, aunque no seamos, o no queramos, ser conscientes de ello.
Y aplaudo esta controversia, y esta valentía de la autora. Y también me alegra que haya sido este título en ganador de un concurso muy reñido. He leído a cuatro de los cinco finalistas y, por supuesto sin desmerecer al resto, entiendo y comprendo la razón por la que la dragona se ha alzado con la corona y ha llenado de llamas un concurso prestigioso y plagado de oportunidades. Digamos que Myriam ha echado a volar de esta forma.
Pero centrándonos en el tema. ¿De qué trata? No me gusta hacer un resumen de la obra en las reseñas, pero es necesario mencionar su complejidad. La obra se desarrolla siguiendo tres hilos argumentales. El primero nos hace viajar al año 1600, la oscura Edad Media, en la época de la leyenda de la condesa Erzsébet Báthory, hartamente conocida por sus rituales sanguinarios en busca de la eternidad. El segundo nos transporta a la actualidad, Emmanuel se involucra en la investigación de un tétrico caso que parece estar relacionado con oscuras técnicas de "vampirismo" en las que se sacrifica a jóvenes sin piedad. Y el tercer hilo, el más escalofriante y crudo, nos transporta al interior de una de esas organizaciones, como si tuviéramos el privilegio de contemplar todo tipo de atrocidades sin mancharnos las manos: Lara, una joven terminal, es capturada y elegida para llevar a cabo terribles rituales que pretenden desafiar las leyes naturales.
Los personajes son variados y ricos. La autora ha prestado especial interés en desarrollar y crear personalidad de acuerdo con sus necesidades. Y yo aquí quiero mencionar a Natalia, que me ha parecido una figura femenina muy compleja, muy fuerte y muy difícil de comprender.
Pero no nos engañemos, el verdadero corazón oscuro, el alma negra, de la obra, son las escenas (muy habituales) de escalofriantes y crudas torturas, narradas con todo tipo de detalles y realismo, fuertemente visuales, intensas. Su lecturas es difícil, mucho. A veces es complicado leer todo un párrafo sin tener que apartar la mirada y tomar el aire. El corazón se me encogió en muchísimas ocasiones en el transcurso de la obra. Y Myriam no da demasiada tregua al descanso.
La novela está estructurada en capítulos más o menos breves, que van desvelando diferentes partes de la trama, como he dicho, muy compleja pero sencilla de seguir. El ritmo es trepidante, desde luego que lo es. Y la técnica literaria de la autora es muy acertada, con una narración muy cercana pero bien pulida, con la extensión idónea en casa fragmento, con un vocabulario sobre la temática extenso sin resultar repetitivo.
Resulta escalofriante, cuando menos, todos los detalles minuciosos que esta sevillana aporta sobre los diferentes rituales, sobre los crudos sucesos ocurridos en esas mazmorras, en esas salas de tortura. Resulta, desde luego, inquietante.