lunes, 27 de abril de 2015

#ENTREVISTA: Fernando Maremar, 'Mente' y 'Corazón'


Fernando Maremar, F.M, es un escritor de Madrid caracterizado por la intensidad y originalidad de sus historias inéditas. Entre sus escritos, encontramos títulos como ‘Cuentos de X, Y y Z’, ‘Ciclos’, ‘El sentido’, ‘Corazón’ y ‘Mente’; estos dos últimos, disponibles en versión ebook digital en el infinito portal de Amazon.



El mundo que se descubre ante nosotros al llegar a las letras de F.M es muy diferente a cualquiera que haya encontrado antes. No he cansado de repetirlo en las dos entradas que he dedicado en ‘Las mentiras que escribí’, pues su visión, sus colores, su nueva perspectiva, su nueva forma de hacer arte, me atrapó por completo.

M.B.Vigo: Bienvenido, Fernando Maremar, es un verdadero placer poder recibirte en este blog, después de, como otros muchos, haberme engatusado de la historia de Udelia y la del Ingeniero que quería cabalgar.


F.M.: Gracias. Esas historias y esos personajes están ahí para gente como tú. Son los lectores inteligentes quienes las completan y hacen que mi labor cobre sentido.


M.B.Vigo: Si te parece, me gustaría empezar hablando de ‘Corazón’, a pesar de que ha sido la segunda novela que he leído, su publicación es anterior a ‘Mente’. La historia comienza en la ciudad de Manhattan, de la mano de un ingeniero, el señor Wilson, que se ve obligado a cuidar el solo a su hijo tras el fallecimiento trágico de su esposa. ¿Dónde nace la idea de ‘Corazón’?


F.M.: Esas novelas quieren formar parte de una tetralogía sobre el ser humano (Corazón, Mente, Espíritu y Cuerpo). Para cada una de ellas, todo arranca a partir del título, que viene a ser la idea de fondo del libro, su tema, por así decir.


Pero lo que trato de hacer, en los cuatro casos, es plantear un argumento que se aleje del estereotipo, que no tenga nada que ver con lo que uno pueda asociar en principio a la palabra corazón (una señora muy intuitiva, enferma de corazón, que se enamora de su médico, por ejemplo). Por ejemplo, en Corazón decidí hacer una novela de aventuras en el oeste americano. ¿Qué mejor que darle la vuelta a las historias más habituales de indios y vaqueros, donde todo parece descarnado, sin sentimientos?


M.B.Vigo: El escenario elegido es EE.UU en plenos enfrentamientos entre nativos y colonos, lo que te sirve de buen telón para ambientar y explotar las posibilidades que eso conlleva. ¿Por qué te has decantado por esta ubicación en el tiempo y el lugar? ¿Casualidad? ¿Inquietudes personales?


F.M.: Desde niño me he sentido muy atraído por los nativos americanos. No sé si uno vive otras vidas antes de esta. Pero a veces tengo la sensación de que mi alma estuvo allí, en las grandes praderas o en las montañas rocosas. Una vida simple (ir a por agua, recoger leña, pasear de la mano de una mujer), pero al mismo tiempo muy satisfactoria.


Cuando leo sobre los nativos americanos, al participar en sus ceremonias (es algo a lo que me he sentido inclinado desde mi adolescencia y que me encanta hacer), todo me resulta conocido, apropiado, en su sitio.


La cultura de los indios americanos es, según creo, una forma de entender el mundo de la que todos deberíamos aprender. Justo lo contrario de lo que me mostraban las películas que vi de pequeño sobre ellos. Corazón es una manera de rendirles homenaje, de recordar una de las formas de vivir más hermosas que se han dado en este planeta (y recordar viene de cordis, que en latín significa corazón, esto es, recordar sería volver a pasar por el corazón los latidos de nuestro ayer).


M.B.Vigo: Por un lado tenemos al señor Wilson, que debe lidiar contra las fechas para sacar adelante el proyecto que se le ha encargado y, por otra parte, a su hijo, su antítesis, que adora abrazarse a los árboles. ¿Podemos deducir algo, algún significado metafórico?


F.M.: Sí, el de dos ideas muy distintas a la hora de interpretar el mundo y de relacionarse con él. En la primera, nuestro planeta es de los humanos, que lo gobiernan y lo doblegan a su antojo; en la segunda, el mundo no pertenece a nadie. Todos (hombres, animales, plantas, rocas) formamos una hermandad donde lo esencial es el respeto entre los millones de seres que viajamos juntos en esta enorme nave espacial que llamamos Tierra.


Para los colonos, la Tierra es una especie de supermercado gigantesco donde se sirven a su antojo. Para los indios, la Tierra es nuestra madre, y como tal hemos de honrarla y cuidarla.


M.B.Vigo: ¿Por qué ‘Corazón’?


F.M.: Porque esa palabra simboliza el asunto o idea de fondo que quería tratar en este caso. Esto es, esas decisiones que tomamos de un modo intuitivo, sin atenerse a ninguna información mental, a ningún juicio. Eso que, en castellano, denominamos corazonadas.


M.B.Vigo: Udelia, la protagonista de tu novela ‘Mente’, se encuentra ese libro en la casa de un viejo profesor. Le llama poderosamente la atención. ¿Podrías decirnos cuál es el motivo por el que has decidido que uno de tus personajes se haya encontrado con una de tus creaciones? ¿Y qué significado real tenía para Udelia? Tal vez debía de dejar de utilizar la mente y centrarse en los latidos de su interior...


F.M.: Lo de que Udelia encuentre en Mente la novela Corazón es sólo un juego narrativo. Quería decirle al lector, de un modo sutil, que esos libros están relacionados, que forman parte de una tetralogía (ya que los argumentos de los cuatro libros son independientes y no tienen nada que ver unos con otros).


Y sí, efectivamente, el viejo profesor quiere decirle a Udelia que, en el viaje hacia el conocimiento de sí misma, necesita algo más que su mente. Su lógica no va a ser suficiente para curar las cicatrices del pasado. Es imprescindible situarse más allá del juicio si uno desea redimirse por completo se situaciones que sólo la mente ha creado.


M.B.Vigo: Es curioso, y no muy frecuente, ver que te has decantado por una figura femenina para protagonizar una novela. También lo es el hecho de que hayas sabido darle la fuerza y la intensidad que la pasión de una mujer puede mover. Aprovecho para recalcar que Udelia es uno de los personajes literarios que más me ha fascinado en todos los libros que he leído en mi vida, sencillamente, su estructura, su situación, su evolución, su mente, me han parecido de una exquisita profundidad. ¿Cómo ha sido el proceso de crear a Udelia? ¿Te has inspirado en alguien real? ¿O es simplemente un cúmulo de pensamientos ajenos?


F.M.: La mujer me impresiona. Me fascina su poder, su magia, su misterio. Tal vez todo eso tenga que ver con su capacidad para crear vida. Es posible que, debido a la tremenda responsabilidad que eso conlleva, el universo dote a las mujeres de ciertas características especiales (intuición, hechizo, fuerza interior, telepatía, etc.; casi podríamos decir: superpoderes), al margen de las que son habituales en un ser humano.


Udelia es el resultado de mi interés y mi admiración por la mujer. Después de mucho leer literatura escrita por mujeres, de mucho observar a mis hermanas, a mi madre, a mis amigas, a mujeres de todas las edades y de todas partes del mundo, después de mucho compartir y hablar con ellas, de mucho escucharlas, Udelia viene a ser una mezcla de las mujeres más interesantes con las que me he cruzado en mi vida.


M.B.Vigo: El escenario de fondo de ‘Mente’ es radicalmente distinto al de ‘Corazón’. De hecho, ambas obras son muy distintas entre sí. Una ciudad gris, una prisión de hormigón, en la que la noche está prohibida. Y una chica que sueña con ver las estrellas. Poesía negra, podríamos decir. Cuéntame, ¿Cómo nació realmente ‘Mente’? o ¿Qué es realmente ‘Mente’?


F.M.: Mente nació de la misma forma que Corazón. Partí del título como idea de fondo, y traté de plantear un argumento que pudiera relacionar con ese tema pero, como dije antes, sin caer en el estereotipo (en este caso utilizo la ciencia ficción elegante –esa en la que no se necesita que los personajes se disparen continuamente rayos láser unos a otros–; un género que siempre me ha atraído).


Para ello, trabajé en dos direcciones. Por un lado una historia que pudiese integrarse en lo que vienen a ser los argumentos clásicos de ciencia ficción (un posible futuro que en realidad no es más que una recreación del presente en el que vivimos); y por otro, deseaba que la escritura tuviese una componente onírica, como si además de producirse en un lugar concreto (que podría ser cualquier ciudad del mundo), también se pudiese leer como un sueño, como si todo sucediese dentro de la mente del lector está leyendo el libro.


Y como, de las cuatro partes que forman el ser humano (Corazón, Mente, Espíritu y Cuerpo), la mente es sin duda lo más oscuro, lo que más nos puede encerrar dentro de la cárcel de nuestro ego (muchas veces la mente trata de convencernos de que somos ella, cuando la mente no es más que una parte de nosotros), pues salió eso, poesía negra, una ciudad amurallada.


Y esa ciudad es tal vez la prisión más peligrosa que pueda existir. Aquella en la que el prisionero está convencido de que no lo es, de que toma sus propias decisiones, cuando en realidad no es más que un esclavo que no tiene siquiera derecho a mirar las estrellas.


Unas estrellas que deberíamos salir a contemplar cada noche para recordar que, en nuestro universo, además de un gran vacío y silencio, no existe nada más. Sólo esos millones de puntos brillantes que permanecen ahí, colgados del cielo, como retándonos a que descubramos qué significan, cómo nacieron, qué relación mantienen con nuestra propia existencia.


Mente es una manera de hablar del lío en el que estamos metidos por haber confiado todas nuestras decisiones al juicio, ignorando que el ser humano no es sólo su cerebro. Mente es una forma de invitar al lector a reflexionar sobre ese asunto.


M.B.Vigo: ¿Qué se siente, Fernando, al terminar, al poner el punto y final a una obra literaria de creación personal? ¿Satisfacción, logro o vacío?


F.M.: Me siento intrigado, satisfecho y un poco molesto.


Intrigado porque no sé bien en realidad lo que he hecho, ya que el libro sólo se completa en la mente y el corazón y el alma y el cuerpo del lector. Sólo ellos son capaces de sentir si lo que escribí merece la pena o no.


También, claro, obtengo la satisfacción que se produce al convencerme de que he por fin he concluido un nuevo libro (soy muy crítico conmigo mismo y suelo reescribir hasta la extenuación).


Por último, me siento un tanto molesto ante la evidencia de que esos libros, los escritos por mi propia mano, serán los únicos libros que no pueda leer.


Me encanta la lectura. Quizá sea la actividad a la que más horas he dedicado. La sensación de enfrentarse a la primera frase de un autor, de ir adentrándose en un universo nuevo, distinto al mío, me resulta hechizante y maravillosa. Sin embargo, dicha sensación no es plena cuando trato de leer algo propio. Ya que siempre está tamizada por el hecho de haberlo escrito. El no poder leer mis libros con la misma pureza con la que leo los de los demás, como si fuesen algo completamente ajeno, me produce cierto desasosiego.


M.B.Vigo: Se dice que una buena novela es aquella en la que te tomarías un café con alguno de sus personajes. Mentiría si dijera que no me apasiona la idea de poder invitar a una cafetería a Udelia. ¿A qué personaje invitaría Fernando Maremar por las calles de Madrid?


F.M.: Al viejo profesor, sin duda. En este momento de mi vida es el amigo que me gustaría tener. Le preguntaría todo tipo de cosas o me quedaría callado junto a él durante mucho rato, por el mero placer de sentirlo a mi lado. Pero no lo haría en Madrid, sino en un desierto.


M.B.Vigo: Primeramente, trabajaste bajo el sello de una editorial. ¿Cuál es la razón que te llevó a autopublicar ‘Mente’ y, después, ‘Corazón’? ¿Cómo fue para ti la experiencia de dar el salto al público?


F.M.: La experiencia en las editoriales no fue del todo satisfactoria, tal vez por mis propios errores. Soy un solitario empedernido, con un pronto muy difícil (aunque todo se me pasa rápido). Me cuesta relacionarme con los demás. Son debilidades que trato de corregir poco a poco. Sin embargo, tengo que ofrecer lo que escribo. No sé por qué, pero si no lo hago termino enfermando. Al final, la publicación en internet, mucho más discreta y personal, me pareció una buena posibilidad, que por ahora se ajusta mejor a mi carácter.


M.B.Vigo: ¿Qué le aconsejarías a un escritor novel desde tu experiencia?


F.M.: Que se enamore de lo que hace (con todo lo que esa palabra sagrada, enamorarse, conlleva: sobre todo atención y gratitud) y que no se preocupe de mucho más. Si está completamente enamorado de su trabajo, el resto (crear una obra que merezca la pena, publicar, que le lean, etc.) llegará por sí mismo de la forma más natural.


M.B.Vigo: Y para, finalizar, ¿Podrías contarnos algo sobre futuros proyectos? Estoy deseosa de saber si vamos a leer pronto algo nuevo de Fernando Maremar.


F.M.: Ahora mismo estoy explorando la narración breve (con bastante humor e ironía) en un conjunto de fragmentos que he titulado: Vesre (crónicas de un mundo inverso).


Los publico en Facebook (www.facebook.com/fernando.maremar) para que los disfrute quien lo desee.

Por otra parte, ya tengo esbozado el argumento para una nueva novela de la tetralogía. Ojalá me atreva a escribirla.

Muchísimas gracias, Fernando, por tu tiempo y tu disposición a la hora de realizar esta entrevista. Ha sido todo un placer tenerte en ‘Las mentiras que escribí’. Te deseo la mejor de las suertes en tu ruta literaria.




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