Ya había leído a Delibes hace unos años. Su famosa y aclamada obra 'Los Santos inocentes', adaptada al cine, forma parte de la cultura popular de nuestro país. Lo cierto es que no conseguí simpatizar demasiado con esta obra, aunque me gustó haber podido conocer más sobre sus personajes que son, cuánto menos, emblemáticos.
Una compañera me dejó una edición de 'Cinco horas con Mario' antigua y hermosa, lo que me animó a darle una segunda oportunidad al escritor. Lo cierto es que esta novela me gustó muchísimo más que la anterior, tal vez porque logré sentirme más cerca del estilo narrativo empleado aquí, el viaje interior de Carmen (un complejo entramado de sentimientos, recuerdos, reproches...) y un reflejo fiel de varios matices de la sociedad de aquel entonces. Esto último es muy interesante, sobre todo visto desde la visión de una mujer que habla con franqueza (teniendo en cuenta que le habla al ataúd de su marido) y sin tapujos: critica las ideologías políticas de su marido, hace referencias constantes a la religión. a la vida en el pueblo, las apariencias, la necesidad, el reflejo de una población sin inquietudes ni estudios.
La literatura imita la lengua oral, tal y como ocurre en 'Los Santos inocentes'. Y dado que el narrador es, durante la mayor parte de la novela, Carmen, esta lengua es simple, a veces torpe y poco condecorada. Su lectura es, por lo tanto, amena en este sentido, aunque podría resultar tediosa por la repetición y la poca pausa que otorga la forma en la que se narra.
Creo que es una obra literaria que cualquiera debería leer. La originalidad del modo y la sinceridad que se refleja, sin miedo, en sus palabras, hacen de este libro un clásico imprescindible de nuestra literatura.
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