Es todo un placer para mí, compartir con vosotros la completa y emocionante reseña que Juanjo Tur Varo, escritor de la brillante novela 'Lo que sí quisiste hacer' publicada con Edítalo-Contigo, ha regalado a Marafariña tras su lectura. Tan sólo puedo darle las gracias y enviarle un muy afectuoso abrazo por haber entrado en la verde espesura y haber concedido estas palabras tan sinceras y bonitas.
"Marafariña es una obra rica en detalle, de modo que es densa en su buen y, quizá, mal sentido. Seré breve, pero honesto, a la hora de hablar de lo que en parte me ha disgustado, y es que la cantidad de páginas de esta novela son posiblemente demasiadas, a pesar de que estén dedicadas a explicar cómo son las protagonistas, cómo se sienten y se expresan, sus miedos y deseos; también el entorno, no hay mesura en lo descriptivo, lo que a mi juicio frena, en algunas ocasiones, la acción de la que está anhelante el lector.
"Marafariña es una obra rica en detalle, de modo que es densa en su buen y, quizá, mal sentido. Seré breve, pero honesto, a la hora de hablar de lo que en parte me ha disgustado, y es que la cantidad de páginas de esta novela son posiblemente demasiadas, a pesar de que estén dedicadas a explicar cómo son las protagonistas, cómo se sienten y se expresan, sus miedos y deseos; también el entorno, no hay mesura en lo descriptivo, lo que a mi juicio frena, en algunas ocasiones, la acción de la que está anhelante el lector.
No obstante, estas mismas
descripciones no son lo criticable, todo lo contrario, son lo que le dan a la
novela su autenticidad, la brillantez que supone, su emocionalidad y unicidad;
Marafariña es una historia relatada como pocas que haya leído en lo que
respecta la introspección, así como en la fusión con el ambiente y la
naturaleza. Critico la longitud del escrito –con cuidado de ser algo hipócrita,
pues mi modo de escribir es también rico en detalle descriptivo–, pero sería
una barbaridad y falsedad hacer lo mismo con el contenido, significado y
emocionalidad de lo que está escrito, que no es nada menos que una novela que
apenas cambia de emplazamiento, que se centra en demasía en los sentimientos e
ideas de únicamente dos muchachas, pero que engancha debido a su nivel de
cambio y generación de expectativa, y a que, de un modo paradójico, nunca se
repite sino que todo lo redactado te descubre cada vez más a personajes
irrepetibles como son Ruth, Olga y el terreno de la propia Marafariña.
El nivel de detallismo que
utiliza la autora para describir el entorno rural, el bosque, la costa, el
clima gallego… no tiene desperdicio alguno. Podría intentar dar más puntos por
mi parte, pero animo a que os atreváis con su lectura, y descubráis por
vosotros mismos la genuina Marafariña. Además, lejos de detenerse en las
descripciones ambientales, las más amplias y atrayentes son las personales,
prosopografías inmensas de personas débiles y alicaídas, más a la par fuertes y
empecinadas. Estas descripciones provienen a veces desde uno mismo y en
referencia a sí, relatando sus emociones, pensamientos y acciones, sueños,
horrores y locuras; y otras desde su imaginación nos explica de quién está
harta, aburrida o sometida, o bien enganchada y necesitada.
Por otra parte, esta novela me
permitió entrar en el mundo afectivo de las mujeres como nunca antes lo había
hecho. Partes de la descripción de dos almas rotas, cada una por su serie de
vicisitudes, resquebrajos en la familia, que las dejan sensibles, neuróticas,
ávidas de apoyo emocional. Y ves cómo, en lugar de arruinarse en sus contritas
realidades, creen posible traspasar la barrera de lo moralmente adecuado una, y
del sufrimiento personal la otra, para fundirse en lo verdaderamente importante
de esta vida: el amor. Y es que, quizá este punto de la obra es el que más me
ha impactado, este ver cómo dos seres humanos tan delimitados, heridos,
susceptibles, configurados, rotos y poco visibles para otros muchos; finalmente
te arrancan la emoción de sorpresa de tu corazón, te alegran y enorgullecen, al
comprobar cómo el amor que les llega repentina y milagrosamente les reporta
tantísimo coraje. Y la magia que tiene la escritora de darnos a entender estos
poderosos cambios a través del pensamiento y sentir de las muchachas, es
formidable, algo que no podría prometer que hubiese llegado a leer antes. Es
esperanzador, sí, sin duda esperanzador, pues insistiré hasta aburrir que si
realmente disfruté Marafariña fue al ver cómo, de un modo tan realista y
genial, la autora creaba una psicología tan influenciable tanto por la
esperanza como por la desesperanza, y por el odio como por el amor.
En resumen y en cristiano: es una
obra realista, sumamente detallista, larga, muy personal, de solo dos
emplazamientos –Marafariña y, Barcelona en algún momento especial–, habla del
amor entre mujeres y entre estas con la naturaleza, y explica el amor de una
manera humana aunque divina. Sin duda, está escrita fantásticamente. La
historia, finalmente, contempla la situación de dos interesantísimas muchachas
que dan tumbos perdidos, sí, pero por amor."
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