Había leído muchas quejas, numerosas quejas, del final de la trilogía del Batzán. Con diferencia, según los lectores, era la peor de la saga y sumamente decepcionante. Lo cierto es que no comparto para nada estas opiniones. Si bien es verdad que es la novela más 'suave' de las tres, me parece que mantiene la misma calidad, el mismo corazón y el mismo carisma que sus dos predecesoras. Digamos que Dolores Redondo sigue siendo fiel a sus valores.
Es complicado cerrar una historia de este tipo, tan dura, con tantos secretos y tantos rincones escondidos. La autora ahonda, sin pudor y sin censura, en el interior de Amaia Salazar, la carismática inspectora de policía que ha protagonizado la trepidante investigación iniciada con el asesino del basajun. Casi me atrevería a decir que 'Ofrenda a la tormenta' me ha resultado la entrega más oscura y dura de leer. La novela comienza con un triste y atroz fallecimiento: un bebé. A partir de ese momento, los lazos vuelven a rodear a la inspectora pero, esta vez, ahogan con una fuerza insoportable llevándola a la desesperación.
Elizondo sigue siendo el hermoso telón de fondo, y Dolores Redondo nos hace llegar, sin descanso, descripciones pintorescas del lugar y de la vida en ese pueblo. Los lectores, sintiéndose ya un vecino más de esa localidad, se introducirán más que nunca en las entrañas de una tierra plagada de magia y, a la vez, de la más absoluta maldad.
Muy respetable, pues, este fin de la saga que recomiendo encarecidamente a cualquier tipo de lector. Calidad literaria unida a una visión más comercial. Gran trilogía.
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