lunes, 25 de mayo de 2015

#LITERATURA: Bodas de Sangre, La Casa de Bernarda Alba y Yerma // *****


En estas últimas tardes, cuando el sol ya se iba escondiendo, me sumergí en la lectura de las tres obras dramáticas más importantes y reconocidas del dramaturgo y poeta Federico García Lorca, una de las figuras literarias más sobresalientes de nuestro arte. Una tragedia cercana al pueblo, a la España de aquel entonces, a sus gentes, su sufrimiento y su realidad. Por supuesto, tras sus historias se esconde un profundo y arraigado compromiso social. Creí que sería más adecuado dedicar una única entrada a estas tres grandes obras maestras, pues están ineludiblemente unidas entre sí.


BODAS DE SANGRE

Obra teatral que evoca las tragedias clásicas. Sencilla elaboración, pero con una intensidad que solo un dramaturgo de la talla de García Lorca puede obtener. Los personajes: La Novia, El Novio, El Padre (de la novia), La Madre (del novio) y Leonardo, forman un cuadro caracteres tópicos fácilmente definibles, sin características visuales que destacar, pero con una gran fuerza interpretativa (en su guión). Cabe destacar el papel de ella, La Novia, que es la protagonista sobre la que recae el peso de la acción.

La boda entre los dos novios parece que se celebrará sin ningún tipo de percance a pesar de la posición reacia de La Madre (figura matriarcal que recuerda a la de Bernarda). La aparición, en el siguiente acto de La Novia indica, con tan sólo unas líneas, los sentimientos que chocan y maltratan los deseos y deberes de la mujer de aquel entonces. Las pasiones desmedidas se materializan en esta mujer, apunto de casarse, y la aparición de Leonardo, que galopa para pretenderla.

El estallido, el desencadenamiento de la tragedia, es hermosamente desolador. Las figuras poéticas que decoran el texto son pura belleza. La narración se sale del papel, habla, grita. Una de las creaciones más poderosas, sin lugar a dudas, de Lorca.



LA CASA DE BERNARDA ALBA

De muy original y castiza temática, esta obra se centra en Bernarda, una viuda que obliga a sus hijas a guardar un estricto luto de ocho años por el fallecimiento de su padre. Desde luego, se crea un cuadro oscuro y grotesco alrededor de la figura 'Todopoderosa' de la madre de la casa. La Bernarda es una mujer pétrea, dura y sin aparente piedad, y siempre respeto y temor con su actitud imponente y dictatorial.

Las hijas soportan a duras penas la situación. No están unidas entre ellas, los roces por los pretendientes son latentes y es en los que recae cierto peso de la historia. Nace y crece una trama de conflicto de intereses, traición, amor, mentira y sueños, mucho más elaborada y profunda que en 'Bodas de Sangre' (tal vez, también, por la presencia de más personajes). Las conversaciones, cada escena, están plagadas de diálogos muy bien engranados (con caos deliberado), subidas y bajadas de tono que, a la par que reflejan el castellano más castizo, cuidan el decoro y el carácter poético de la narración de Lorca.

Para mí se trata de una obra brillante, oscura, desgarradora. Imprescindible.




YERMA

La desoladora situación de una mujer estéril que no puede tener hijos (que tiene el mismo nombre que el título de la obra) traspasa los límites del dolor. Llama la atención, sin lugar a dudas, que sea Lorca, un hombre, tan capaz de plasmar con tal verdad los sentimientos que asolan el alma mustia de Yerma, de manera realista y verosímil.

La tragedia ineludible también asoma desde sus inicios. El destino priva a Yerma de tener hijos, y no hay nada en sus manos que pueda remediar tal hecho. Desgarran ciertas escenas, como en la que ella se encuentra cosiendo unos pañales para el bebé de una vecina. Su rostro perplejo se queda fijo en un punto de la habitación, dejando entrever el vacío tan ahogante que ella siente. Una sencilla línea, y el dramaturgo es capaz de expresar tanto, tanto, tanto, que duele sin poder poner remedio.

Aunque más lenta que las dos anteriores, se trata de un cuadro dramático tan hermoso como triste. De bella literatura e infinitos sentimientos.




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