No solo se conquista lo imposible en las novelas o en el cine. Hay personas,
maravillosas personas, que logran conseguir imposibles en la vida real. Eso sí,
es primordial el esfuerzo y la constancia, el tesón a la hora de lucha por
conseguir algo, el coraje y valentía de postrar todas las fuerzas de las que se
disponen para elaborar un algo de la nada.
Escribir una novela es algo
similar a conquistar lo imposible. Hacer
que esa novela llegue a miles de lectores, que estos lectores se enamoren de
los personajes y crearse, así, un hueco en la biblioteca infinita de Amazon es,
sin duda, un imposible que llega a ser posible.
Abigaíl Villalba Sánchez nos hizo
llegar una historia con un argumento recurrente (el amor de época, el amor
imposible) pero de una forma fresca, íntima y personal. Por fin, una literatura
diferente, cargada de pasión irrefrenable, de amor inmutable y de eternidad,
aterrizaba frente a mí y podía deleitarme, después de mucho tiempo, de un nuevo
matiz de novela romántica contemporánea, pero con toda la calidad y hermosura
de la literatura clásica.
Imagino que los que estáis ahora
a punto de comenzar la lectura de Recordando
lo imposible, es porque ya os habéis enamorado, habéis llorado, habéis
reído y habéis sufrido con Rose y con Marcus. Conocimos una historia de amor
hipnótica, tierna, suave, melódica, enmarcada en el gris Londres de 1853,
sumergiéndonos en los tibios sueños de una hermosa joven, de aspecto frágil
pero con el corazón de acero. Rose es un personaje que nos ha enseñado a no
temer, a proteger nuestros valores omitiendo los impuestos, a conservar la
personalidad propia a pesar de todo. Rose rompe con las reglas, las rehace,
mostrando una valentía envidiable. Es este personaje femenino, sin duda alguna,
el corazón que hace latir Conquistando lo
imposible.
Ahora, en esta nueva historia, secuela de la
anterior, los protagonistas cambian. Sin cambiar el alma y la esencia de la
misma, como si de una canción de jazz se tratase, Abigaíl nos acerca una nueva
forma de entender el amor y el romanticismo, con personajes nuevos, más
fuertes, más impulsivos, más carismáticos, tal vez con más garra. Dejamos atrás
a Rose, para que sea Geoffrey el alma protagonista de esta nueva y bellísima
historia. Un personaje masculino, hosco, huraño y plagado de traumas (una
antítesis completa de nuestra querida Rosalyn). Pero Abigaíl se las arregla, no
sé qué forma, para que el lector empatice y odie a Geoff al mismo tiempo.
Vemos (leemos) en esta segunda
parte de #IMPOSIBLES, a otra
escritora, una escritora que vuelve a conectar con sus personajes, con su
argumento. Una escritora joven, pero con una literatura madura, capaz de volver
a engatusar a los amantes de la literatura romántica, capaz de innovar en este
campo de nuevo. Y mejor. Infinitamente mejor. Imposiblemente mejor.
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