10.000 KM fue una de las películas españolas más aclamadas de este año. Por momentos, incluso parece que realmente el cine con sello de nuestro país está floreciendo, con ideas diferentes y atrevidas, como con frescura y originalidad. Eso, como cinéfila, me alegra y me motiva. Siempre es un placer poder contar entre los estrenos de éxito cine de acá.
Supongo que eso es lo que más me ha gustado de 10.000 KM. Se trataba de una fórmula original, atrevida y un nuevo modelo de cine íntimo y silencioso (carece de Banda Sonorosa prácticamente). Nuevas caras entre los actores protagonistas (por favor, que alguien tome nota de que hay más artistas) y un juego de idiomas muy fluido y que le otorga un toque más próximo a la realidad.
Alex (a la que conocemos por papeles secundarios en Juego de Tronos o en Harry Potter) recibe una oferta de trabajado de un año para EEUU, justo cuando ella y su marido, Sergi, intentan tener un bebé. Tal cambio radical en sus vidas, comienza a hacer mella entre la pareja que presumía de siete años de relación sólida. Los portátiles, el skype, facebook y whastapp serán, a partir de entonces, la única forma que tendrán de darse o besos o de abrazarse.
Posiblemente, Carlos Marqués-Marce, sabía lo que quería mostrar, pues para los que hemos vivido (desgraciadamente, o afortunadamente) una relación a muchos kilómetros, encontramos en los guiños, situaciones, diálogos y sentimientos los matices propios de este tipo de amoríos distanciados. Por eso mismo, considero que, mínimamente, este film cumple... como documental.
En el tema de cine más artístico, más visual, no ha terminado de cuajar. Ha sido somnolienta, repetitiva, insulsa y hasta, podría decir, inconclusa. Y finalmente, se espera un final que no termina de llegar, o no al menos como el espectador necesitaría para disfrutar de las últimas dos horas que se acaba de tragar de Sergi y Alex sufriendo frente al ordenador.
Por eso mismo, y con una decepción de estas gélidas, tengo que decir que 10.000 KM no es una película excepcional, ni que haga brillar al cine de nuestro país. Pero es una experiencia curiosa si alguien desea saber los entresijos complejos de este tipo de relaciones.
LO MEJOR: Las situaciones verídicas.
LO PEOR: No termina de evolucionar.
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