Escritora y psicóloga, es una auténtica
delicia tener la ocasión de leer a María fornet. "Un nudo tras otro"
y "Azul Capitana" son sus dos novelas autopublicadas que, desde
"Las mentiras que escribí" recomiendo con insistencia. Sin lugar a
dudas, una de las autoras independientes más sobresalientes que he tenido el
gusto de leer. Hoy es un placer poder compartir con vosotros esta cálida
entrevista que, os aseguro, merece mucho la pena.
M.B.Vigo: Bienvenida, María. Es un gusto
tenerte en el Blog.
M.F.: El gusto
es todo mío, gracias por invitarme.
M.B.Vigo: "Azul Capitana" no es
una novela común, no es una obra que cumpla las perspectivas de lo que se
espera encontrar en Amazon. Una joya desconocida. ¿Eres consciente de lo que
hace tan especial a tu libro?
M.F.: Bueno,
gracias Miriam, qué voy a decir yo: todas las madres piensan que su hijo es muy
guapo y yo no soy menos.
Quiero creer que
lo que hace especial a Azul Capitana es que ofrece una perspectiva muy
diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en este campo. El cine y la
literatura han abusado del concepto de loco, lo han manoseado, lo han
pisoteado. Yo quería contar, con crudeza, que lo de detrás son personas. Tan simple
como eso. Como tú y como yo. O mejor, tú y yo. Igual eso es lo que lo hace
especial, el haber desdibujado esa división.
O igual es algo
completamente diferente.
M.B.Vigo: Psicóloga y escritora. Ambas
facetas son un arma literaria con mucho valor. Digamos que te permite escribir,
de primera mano, sobre ciertos temas relacionados con la conducta de las
personas. ¿De dónde surge "Azul Capitana"? ¿Lo hace precisamente de
esa unión entre tu profesión y la pasión por las letras?
M.F.:
Sin duda. Creo que mi profesión de psicóloga me ha dado la oportunidad de
ahondar en las pasiones y ansiedades más humanas, y ha sido un gozo poder
hablar de mi percepción particular en este libro.
M.B.Vigo: Alejandra Olivares es la protagonista de esta historia. Vemos a
través de ella, discernimos mediante sus pensamientos y sentimos con su
corazón. Se trata, desde luego, de un personaje con mucho trasfondo, muy
bien construido, que traspasa el papel. ¿Quién es esta joven? ¿Qué se
esconde detrás de su proceso creativo? ¿En qué se parece a María Fornet?
M.F.:
Muchas gracias, Miriam. Alejandra Olivares es una chica de veintiséis años,
cínica, curtida, de clase alta y con dificultades para entrar en la madurez
propia de su edad.
Es una persona
que sufre y encuentra salida a su dolor mediante el corte de sus brazos y
piernas, mediante el hambre, que desplaza aquello a lo que no es capaz de
hacerle frente.
Alejandra
Olivares bien podría ser Pepita Pérez, porque en el fondo cuenta una historia
que es universal: que los traumas, si no los miramos de frente, acaban por
matarnos.
M.B.Vigo: La "locura" está muy estigmatizada. Sigue siendo un tema
muy tabú. Hay mucho desconocimiento de enfermedades psicológicas tan comunes como
la depresión o la anorexia. Esta última, sometida a constantes juicios de
valor. Aunque no se trata de un análisis clínico del perfil de Alejandra, sí
que en la novela se aclara en cierta parte los motivos reales de este trastorno
que, creo, va más allá de lo estrictamente alimentario, ¿no es cierto?
M.F.:
Desde luego. Se frivoliza mucho con los motivos reales por los que uno decide
matarse de hambre. Pero ojo, que no hablamos de perder tres kilos con una
estúpida operación bikini. La anorexia puede ser un pulso a la propia muerte.
Pienso que los
problemas de Salud Mental son el gran tabú de nuestro siglo. Depresión,
ansiedad, insomnio, trastornos alimenticios, obsesiones, compulsiones,
adicciones. Toda mesa cojea de alguna pata en algún momento de su vida, a veces
de varias. Pero en lugar de ir al carpintero, reforzar la madera o hacer algo
al respecto, seguimos añadiendo peso al tablero, con la esperanza absurda de
que no acabe por ceder y romper del todo.
"Quiero tomarme un tiempo para repensar las cosas, para mimar mi web, para estudiar y formarme, para decidir qué va a venir luego y en quién quiero que se convierta María Fornet. Por primera vez en lo que llevo de vida, no tengo prisa."
M.B.Vigo: El escenario central donde se desarrolla la trama es "El Roble
Viejo", un centro de Salud Mental. No son instituciones que se vean con
buenos ojos, desde luego. ¿Has pretendido desmitificar estos hospitales,
aportando una imagen más realista y menos distorsionada?
M.F.:
Bueno, supongo que todas las percepciones sufren de cierta distorsión, va con
la condición misma de percepción. Afecta en ella nuestra experiencia, nuestras
ideas preconcebidas, nuestra propia salud mental, el momento vital en el que
percibimos.
Yo he querido
ofrecer una visión que también es real. Tan real como otras. Aunque la novela
parte de la ficción y muchos de los elementos son solo eso, lo importante, como
en toda historia, es la realidad de las relaciones de los personajes, y eso es
igual fuera que dentro de un centro de Salud Mental.
M.B.Vigo: Los demás pacientes con los que debe convivir Alejandra son también
puntos importantes del libro. Sócrates, Sabrina, Matilde, Vincent... ¿Qué nos
puedes decir de ellos? ¿Qué peso real tienen en la historia? ¿De dónde surge
cada uno de ellos?
M.F.:
En un momento dado del libro, Alejandra dice que ha llegado a comprender el
peso de los colores de fondo en un lienzo, que le dan el tono final al cuadro. Ese
es el papel de los personajes en Azul Capitana. Sin ellos, el cuadro sería
otro.
M.B.Vigo: La figura de los padres de Alejandra tiene también algo que destacar.
A veces los familiares más directos no saben cómo enfrentar un problema así, a
veces resulta complicado estar a la altura de las circunstancias. Da la
impresión de que, tal vez, los padres de Alejandra se han rendido en cierta
parte...
M.F.:
Esa es desde luego la percepción de Alejandra, ella se siente abandonada una y
otra vez en Instituciones de Salud Mental, aunque quizá sus padres simplemente
no sepan qué más hacer para apoyarla.
Creo que la
novela nos pone en la tesitura, a veces incómoda, de empatizar con cada
personaje: una vez conoces sus historias, es difícil juzgarlos. Como ocurre en
la vida misma.
M.B.Vigo: El arte es un tema primordial en la obra: tanto la pintura, como la
música o la propia literatura... cobran una importancia sobresaliente. ¿Qué
significado tiene esencialmente en la novela?
M.F.:
El arte es un personaje más de la obra. El arte, en Azul Capitana, funciona
como catalizador, justo como lo hace en la vida real.
Los traumas más
encallados raramente encuentran alivio a través de la palabra directa. Pienso
que el arte, la simbología, la expresión indirecta son los que acaban por abrir
el grifo.
M.B.Vigo: ¿Qué implica para ti la escritura? ¿Una forma de evadirse? ¿Algo que
forma parte de ti?
M.F.:
Yo diría que justo lo contrario. La escritura es la forma máxima de conexión
conmigo misma, con el momento en el que estoy, con lo que de verdad siento y pienso.
La escritura me
obliga a pararlo todo y encender el interruptor del aquí y ahora, que tiendo a
olvidar con frecuencia cuando no escribo.
M.B.Vigo: Detrás de todo escritor, hay un ávido lector. ¿Qué libros son los que
más te han inspirado a lo largo de tu vida?
M.F.:
Bueno, cada libro que he leído me ha inspirado en algún sentido. Algunos me han
inspirado para no volver a leer en una temporada, otros a escribir, otros a
seguir leyendo.
De adolescente
solo leía poesía y novelas de dudosa calidad, pero era eso lo que encendía la
mecha, una no elige. Después vino la filosofía y el teatro. Y ya, en la
adultez, las novelas con algo más de peso.
No tengo ningún
libro de cabecera, y mis gustos, como ves, cambian como cambia el viento.
Anoche comencé con Kipling, del que conocía su poesía pero no su prosa. Últimamente
leo varios libros a la vez, cosa que antes no hacía. Y ahí seguimos.
M.B.Vigo: La publicación es un camino difícil. ¿Cómo llegar a los lectores
desde el más absoluto anonimato? ¿Qué partes positivas encuentras en la autopublicación?
M.F.:
Sí, sí lo es. Aún hay quién me dice que esto de escribir un libro, subirlo y
vender copias, es un chollo. Pero poca idea tienen de la cantidad de trabajo
que eso tiene detrás.
La parte más
positiva, a mi modo de entenderlo, es la posibilidad de manejar el producto
desde la primera línea hasta que llega a la imprenta. Tomar todas las
decisiones por mí misma es a veces un infierno, porque cuando algo no funciona
no tengo a quién culpar. Pero cuando funciona…
Yo tengo la
suerte de contar con mi marido y mi hermana, que me ayudan en todo lo que
pueden y tienen paciencia infinita conmigo.
Mi forma de
llegar a los lectores pasa por compartir. No me gusta hablar solo de mis
libros, de ahí que tenga mi web y comparta lo que sé sobre psicología y
escritura con quien me quiera leer. Aprovecho cada ocasión que tengo para
conectar con ellos, porque al final eso es lo que busca todo escritor:
conexión. La página web, las redes sociales, mi newsletter, todo sirve a ese
propósito.
M.B.Vigo: Y, para finalizar, ¿qué futuros proyectos podremos leer de María
Fornet?
M.F.: Cuando acabé "Un nudo tras otro" me tiré de cabeza a crear "Azul Capitana". Esta
nueva novela ha marcado una línea divisoria entre el tipo de escritora que
quiero ser y el tipo que no, y entiendo que una decisión así implica una
responsabilidad. Quiero tomarme un tiempo para repensar las cosas, para mimar
mi web, para estudiar y formarme, para decidir qué va a venir luego y en quién
quiero que se convierta María Fornet. Por primera vez en lo que llevo de vida,
no tengo prisa.
M.B.Vigo: Muchísimas gracias por tus respuestas. Te deseo mucha suerte en tu
camino literario.
M.F.: Gracias a ti,
Miriam, me ha encantado responder a todas tus preguntas. También yo te deseo
toda la suerte del mundo, tengo Marafariña en el Kindle y muchas ganas
comenzarla.