lunes, 24 de agosto de 2015

#LITERATURA: La novelista fingida, una pequeña joya brillante // *****



Pocas obras llegan a leerse en la vida como la que encabeza esta reseña. Pocas veces llego a las páginas de una novela con expectativas medias y me deleito tanto en su lectura, me regodeo en sus personajes, saboreo sus diálogos como el mejor vermouth, me adentro en la trama olvidándome de la realidad e, incluso, releo varios pasajes ávida de más. Y más sobre la exótica Bárbara, sobre la dócil Alice y sobre las novelas de sus vidas. 

El inicio es fuerte, brillante, soberbio y un lujo para todo amante de las letras. Se dice que un lector disfrutará de la mejor narrativa del escritor al traspasar el umbral de las cien páginas, pero Rafael R. Costa no necesita ese margen. Él no necesita grandes preámbulos, no necesita ser pretencioso, no necesita jugar con el lector. El autor comienza de lleno, se adentra en la lujosa mansión de la famosa y aclamada escritora, nos presenta su biblioteca, su discreta secretaria y la visita de un hombre misterioso. Se desarrolla un diálogo que es, en una palabra metafórica, oro. Oro literario, letras que parecen diamantes por su intenso contenido. No necesita Rafael valerse de metódicas descripciones, o no al uso, porque desde luego sí que da detalles sobre cada uno de los personajes, la trama, los lugares, el alma, la esencia. Pero es audaz, discreto, como la sombra de la realidad.

Es como un rompecabezas, un puzzle. Un desasosegante juego de intereses. Una historia de amor pues, como él mismo señala, todas las novelas cuentan una historia de amor. El del escritor con sus páginas, con sus personajes que lo aprisionan. Sí, los personajes de 'La novelista fingida' salen del mundo literario y se transforman ante nuestros ojos. Bárbara está llena de ambición, de sueños, de valentía, de lograr su objetivo a cualquier precio. Alice es suave como la brisa del mar, muy tierna, hermosa, radiante. Tan cercana y tan viva. Parece que escucho el ruido melodioso de las teclas de sus máquinas de escribir en su apartamento, tan vacío y tan lleno de mentiras y otras verdades. Tan solitario y tan inundado de deseos y de resignación. El valor de la amistad frente a la necesidad de agarrar el futuro con los dientes. La obra no es frívola, pero Bárbara sí que lo es.

Estoy hambrienta tras leer esta novela, estoy confusa ante esta caótica opinión. Me he encontrado una novela que no se parece a nada que haya leído hasta ahora. Eso me abruma y me encanta. Por eso tengo que darle la sincera enhorabuena al autor, Rafael. Y a Bárbara, por supuesto.

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