Crudo retrato, muy gélido, sobre Alice: una prestigiosa profesora de psicología cognitiva que en uno de los momentos más dulces de su vida comienza a sufrir los vestigios de una silenciosa pero fulminante enfermedad: Alzheimer precoz.
Por desgracia, es una situación que más de cerca o más de lejos, todos hemos tenido a nuestro alrededor y que conocemos bien. Una enfermedad que afecta a la personalidad, a los recuerdos, a la vida. Una enfermedad, la enfermedad del olvido, que borra nuestros recuerdos, que elimina nuestra persona, que convierte en humo nuestros logros y nuestros sueños cumplidos. Alice, una mujer que lo tenía todo, empieza a perder sin poder hacer nada por evitarlo. Lo que fue, todo lo que alcanzó, se desploma en su mente como un castillo de naipes. Escalofriante e imposible de asimilar.
Me ha parecido una película bien enfocada, a pesar de cierta frialdad. Si bien es cierto que el guion no consigue desembarazarse de los filtros y tópicos típicos de este tipo del films estadounidenses, la historia contada en sí es tan trágica y tan profunda que el espectador puede dejarse atrapar sin temor. Es ahogante, como un gran lazo que se ancla alrededor de nuestro cuello. Y lacrimógena, por supuesto.
Julianne Moore, la hermosa actriz que se ha llevado el Oscar por su interpreación como Alice y que últimamente se siente más cómoda en el cine indie que en el comercial, hace alarde de sus grandes dotes interpretativos. Atrapada por el olvido, el vacío de sus ojos, sus expresiones y sus lágrimas son tan reales que es fácil olvidarse de que lo que estamos viendo 'tan solo es una película'. Semeja ser la pura realidad que, en parte, lo es.
Cabe destacar la interpretación de Kristen Stewart (Bella en Crepúsculo), como la hija más pequeña de Alice. Una post-adolescente torturada que se convierte en uno de los pilares que más comprende y más apoya a su enferma madre. Esta joven promesa del cine ha podido, al fin, liberarse del lastre como protagonista de la saga de vampiros para imponerse y mostrarle a todos los escépticos todo lo que puede (y desde luego lo hará) dar por un nuevo enfoque interpretativo sin miedo a mostrarse tal y como es.
Triste, dura, apabullante y hermoso retrato sobre el arte de perder.
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