La señora Dalloway relata un día en la vida de una mujer de la clase alta londinense desde el punto de vista de una conciencia que experimenta con plena intensidad cada instante vivido, en el que se mezclan sentimientos, pensamientos y emociones y se condensan el pasado, el entorno y el presente.
La novela es hermosamente impecable, proclamando a Virginia Wolf como una de las escritoras más renombradas en el ámbito de la escritura personal, de los sentimientos, las situaciones, las descripciones privadas y la vida en sociedad. Envuelto con un halo de elegacia, sin perder la compostura, el día de Clarissa Dalloway transcurre con normalidad, ilusionada (o no) por una fiesta que ha organizado para esa misma noche. Los fantasmas aparecen y desaparecen de su vida a lo largo de las horas, trascurre la mañana, la tarde y la noche. Varios personajes cobran peso, en especial Septimus Warren Smith, que al igual que Clarissa, representa la locura más intensa del ser humano. Otros personajes como un sus dos ex amores, Peter Walsh y Sally Seton, tienen una gran importancia en la historia.
Cabe destacar el concepto experimental de novela de aquella época, la importancia del personaje femenino y la poesía poética que es el recurso literario por excelencia. Sin duda, son unas letras hermosas dignas de leer, amenamente.
La señora Dalloway es posiblemente la novela más conocida de Woolf, debiéndose en parte de su reciente popularización por la novela de Michael Cunningham, Las horas.
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