"Flush" es una novela corta de nuestra aclamada y peculiar Virginia Woolf (aquella de 'Las Horas'). También es el nombre del cocker spaniel de Elisabeth Barret, el protagonista por excelencia de este regalo de páginas entrañable y ameno, que cualquier amante de la raza canina sabrá disfruta en sobremanera.
Verídico, o eso se presume, es un relato autobiográfico, vivido desde el hocico y orejas de este inquieto y dispuesto can, que sufre todo tivo de peripecias y dificultades a lo largo de su corta existencia. Peludo, perro pijo, un tanto tosco y sumamente acomodado, seguimos las pezuñas de Flush junto a su ama, su especie de Diosa Todopoderosa, por la que el animal rige su vida. V. Woolf lo hace con tal delicadeza, que incluso hace pensar que en alguna ocasión ella misma se sintió como el propio Flush, un perro-mascota de su propia vida. O tal vez soñó con serlo.
La elegancia, el sentimentalismo y la importancia del papel femenino, así como la enfermedad, están latentnes en las líneas de la novela. Son características claves en la autora (en esta época en la que su literatura aún era feliz, y estaba cargada de energía) que sus lectores han aprendido a amar y valorar. Una idealista del amor y de las buenas intenciones, de la sociedad alta de Londres, amante del arte, de la literatura y de las naturaleza, Virgina Woolf no escatima en detalles a la hora de situarnos en el lugar y momento en el que transcurre la historia.
Recomendable como lectura ligera, amena y sin demasiado que desgranar. Es tierno y bonito, se lee en un par de tardes (o en una si se tiene tiempo).
LO MEJOR: La originalidad de vivir la histori a través de los ojos de un perro.
LO PEOR: Su brevedad.
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