sábado, 2 de enero de 2016

#CINE: Langosta (The lobster), la crueldad del amor // *****


Langosta es una película que engloba temas tan complejos como la soledad, el amor, la crítica social, la hipocresía. Temas que, por otro lado, son recurrentes en cualquier tipo de arte cinematográfico o literario, aunque nunca hasta ahora había tenido la ocasión de ver tal explosión de originalidad, tal belleza, tal crudeza, tales verdades contadas con tanta lejanía. "The Lobster", galardonada con el Premio del Jurado en Cannes no es un film común.

Plantea una sociedad distópica, que lucha por la normalidad en un mundo plagado de violencia frívola y de falsa cotidianidad: la soltería no está permitida. Para solventar este problema, todo aquel ciudadano o ciudadana sin pareja por diversos motivos (rupturas, viudedad u otros, temas que no se aclaran específicamente en la película, ni tampoco a partir de que edad es obligatorio unirse a un compañero vital) es ingresado en un hotel con otras personas en sus mismas circunstancias, donde comienza una cuenta atrás de 45 días.

Ese cronómetro es el tiempo que los huéspedes tienen para encontrar su otra mitad y poder regresar a la vida civilizada. De no conseguirlo, serán convertidos en cualquier animal de su elección: un perro, un lobo, un caballo, un dromedario...o una langosta.

Bajo esta premisa, y con aparente apatía, el protagonista (un desmejorado Colin Farrell) intenta buscar su lugar en esa extraña situación, con la única compañía de un perro-hermano y pocas habilidades sociales. Para colmo, no es muy habilidoso con la caza de "solitarios", lo único que le permitiría aumentar su vida como humano. Una interpretación de lujo, acompañada por una siempre brillante Rachel Weisz que, una vez más, regresa con poderío y fuerza. Su fresca presencia en el film, para mí, ha resultado imprescindible. Y por cierto, casualidades, también contamos con la peculiar aparición de la chica del pelo azul: Léa Seydoux, que está sublimemente malvada. 

La película es desde luego brillante como pocas que se tienen ocasión de ver. Poderosa e inteligente, con una ambientación cincuentona muy acertada, enmascarada de comedia oscura, con matices de violencia sutiles, o no tanto, e interpretaciones silenciosamente hermosas. Una verdadera explosión de astucia, con un guion original y fuerte. Además, invita al pensamiento individual, el debate filosófico y social está servido para decidir qué crítica realmente el director griego, Yorgos Lanthimos. ¿La crítica a la necesidad del amor? ¿La crítica a la ausencia de amor? ¿Las apariencias? ¿La sociedad impuesta? ¿La falta de libertad? ¿La violencia? Posiblemente se trata de una voraz radiografía de lo que de verdad somos. Tal vez, en realidad, no seamos más que humanos que caminamos, irremediablemente, a convertirnos en cualquier animal.

No dejo de preguntarme: ¿Qué animal elegiría yo en tal caso? 

Un kiwi, tal vez.




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