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sábado, 30 de enero de 2016

#CINE: La belle saison (Estío), la eternidad del verano // *****


El cine francés responde con contundencia a la falta de libertad y a la repulsa social que "La vida de Adèle" causó en el séptimo arte de uno de los países con una calidad cinematográfica más cuidada y elegante. Está claro que aquel film de Kechiche marcó un punto de inflexión sin retorno, abrió una gran brecha entre la transgresión y la hermosura. Una nueva corriente en el arte en general nació gracias a la ganadora de Cannes, y ahora comienzan a nacer los frutos.

"La belle saison" recupera este espíritu liberador y necesario, trasladándonos al París de 1973, a los movimientos feministas y transformadores que se estaban llevando a cabo en ese momento, luchando contra lo gris y lo establecido. Delphine, luciendo una belleza muy natural y un físico poco habitual en el cine, deja atrás su dura vida como campesina en la granja de sus padres y se traslada a la ciudad en busca de independencia económica y real, después de que su relación clandestina con una chica en su pueblo hubiera fracasado.  Allí, los engranajes del destino, la harán cruzarse con Carole, una fuerte parisina de 35 años que, junto con su compañero Manuel, lidera varios movimientos pro-mujeres, mostrando un coraje poco habitual. 

Amarse en una ciudad hace que Delphine se sienta libre y poderosa, pero un revés del destino la obliga a sacrificarse y regresar a la granja para volver al duro trabajo en el campo. La distancia que se impone entre ambas es demasiado insoportable, así que Carole decide abandonar todo y trasladarse a la casa materna de la joven para permanecer a su lado. Vivirán en sus propias carnes el sabor de lo prohibido, en la Francia más reaccionaria, machista y castiza, donde se nace para sufrir, y no hay cabida para los sueños.

Delphine, anclada por la culpabilidad y su obligación de "honrar al padre y a la madre" vivirá prisionera de su situación, mientras Carole se muestra dispuesta a no dejarse doblegar. Su despreocupación y seguridad, le causará con la joven campesina diferentes problemas, con los que el amor entre ambas tendrá que lidiar.

"Estío" cuenta con todos esos ingredientes necesarios que se echan en falta en "La vida de Adèle". Se libera de los estigmas y fluye con normalidad. La relación entre las dos mujeres tiene un latido propio, y antepone la ternura a la pasión desenfrenada. El contenido sexual procura ser fiel a a la realidad, y lo consigue, endulzando los momentos más íntimos entre ambas mujeres. Pero lo más importante, sin duda, son esas conversaciones largas y sentidas, que tanto se echan de menos en su predecesora y en la aclamada "Carol", exhibiendo una historia de amor lésbica (o deberíamos decir, puramente humana) de manera real, cuidada, hermosa y dolorosa, que rompe contra todos los cánones y todas las normas establecidas.

Uno de los mejores films románticos, frescos y diferentes. Con un componente social importante: el feminismo, la lucha de la mujer, la unión a los padres, la sumisión y la ausencia de libertad. Hablamos de la década de los setenta, pero estos valores todavía son muy necesarios de recordar hoy en día.

Una joya brillante que, espero que con el tiempo, obtenga el reconocimiento y el alcance merecido.


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martes, 26 de enero de 2016

#LITERATURA: Crímenes exquisitos, novela negra con ambientación coruñesa // ****



No soy una lectora asidua de novelas negras-policíacas. Recientemente había leído la trilogía del Batzán, animada por la ambientación vasca y por la lluvia de críticas positivas y he de reconocer que, a pesar de ciertas carencias, la disfruté bastante y, sobre todo, me mantuvo enganchada hasta el final. Es, al fin y al cabo, lo que se espera al comenzar una novela de suspense: la intriga que mantiene al lector en vilo hasta el final.

"Crímenes Exquisitos" es una obra que cumple a raja tabla este requisito, manteniendo varios frentes abiertos, muy difuminados, cuya trama engloba gran cantidad de personajes, todos con mayor o menor peso en el argumento, pero con una importancia palpable. Podríamos decir que Valentina Negro, una inspectora de policía de una belleza evidente y un carácter un tanto hosco, es la protagonista al frente de la investigación que gira entorno a la muerte de Lidia Naveira, cuyo cuerpo aparece flotando en el lago del Eiris. A raíz de esta suceso, en la policía de la ciudad coruñesa, los medios de comunicación y las grandes élites de la ciudad, se produce un revuelo importante y una gran consternación. 

La inspectora Negro contará con la colaboración del renombrado criminólogo Javier Sanjuán, para que le ayude a descifrar uno de los asesinatos más perturbadores y extraños que se han conocido en el país. De esta manera, se comenzarán a destapar una serie de conflictos y lucha de intereses que dejarán al descubierto una de las prácticas más secretas de nuestra sociedad.

Arte, familia, amor, delincuencia e intriga se entremezclan en este cóctel negro con buen sabor que no tiene desperdicio. Poblado de riqueza, tanto literaria como argumentativa, mantiene un ritmo fresco y acelerado, que hace que la lectura de sus 800 páginas se pase en un suspiro. Además, la fuerza de nuestra Valentina le otorga un carisma especial, desde el primer momento he contactado con esta peculiar, feroz y tierna protagonista.

Y, por supuesto, la ambientación en mi ciudad de A Coruña, le otorga muchos puntos a favor. No siempre es fácil encontrar novelas que se desarrollen en sitios conocidos de primera mano, por lo que es un factor que he disfrutado especialmente. Comparte escenario de fondo, por cierto, con Londres, localización que se asienta a la perfección en la trama.

Puedo decir que a pesar de arrastrar ciertos tópicos, aunque no exasperantes, de los que parece que este género no puede librarse, creo que es una obra bastante sobresaliente. La documentación y el trabajo de los dos autores, Vicente Garrido y Nieves Abarca, es extraordinario. Sin lugar a dudas, una gran joya literaria del género.

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sábado, 16 de enero de 2016

#CINE: La dama danesa, la mujer que nació en los cuadros //***


Es complicado posicionarse de un lado o de otro cuando considero que películas como "La dama danesa" son necesarias y casi obligatorias de ver en nuestros días. El cine de las grandes pantallas, con atisbos de compromiso social y acercándonos historias extraordinarias es más bien escaso. Normalmente para ver un film sobre la transexualidad hay que conformarse con cine independiente, que a veces no cuentan con la calidad que nos gustaría. Así que es digno de tener en cuenta que los diarios de Einar Wegener se hayan adaptado al sector cinematográfico más potente.

Es difícil para mí, pues, encontrarme en la tesitura de ver que dicha película es un "Sí... pero no", casi avergonzante y de un tono bello que roza la frivolidad y escapa del realismo. Y no, tampoco es necesario que todas estas secuencias formen parte del cine de autor costumbrista, por supuesto, pero la verosimilitud y cierto compromiso social serían dignos de tener en cuenta, ¿o no queremos incomodar a nadie? Ya. No olvidemos que esto es Hollywood, juguemos a ser atrevidos... pero no. Huyamos de las críticas controvertidas y de hacer que nadie se sienta afligido por reflejar algo demasiado crudo. 

¿Cómo suavizamos el tema? Con una exasperante relación de amor entre Einar y Gerda que se alarga durante los primeros cuarenta minutos, en un tono dulzón y, lo peor de todo, repetitivo. Y además, con una fotografía delicada y espectacular, casi tanto como soporífera. Los personajes siempre reflejan un aspecto impoluto, con trajes limpios y radiantes, incluso cuando se hayan encerrados en su cuarto de pintura durante días. 

No tarda en ser palpable que la interpretación de Eddie Redmayne se va a quedar ensombrecida por la espectacular Alicia Vikander, la auténtica protagonista del film sin lugar a dudas. Y es que el actor que dio vida a Stephen Hawkings sobre actúa demasiado con sonrisitas repentinas y miradas al vacío que es difícil saber interpretar. Vikander no se lo come, lo devora absolutamente. Es ella la que realmente logra empatizar con el público cuando debe enfrentarse a la radical metamorfosis de Einar en Lili.

No sé si este enfoque del sufrimiento de la esposa de Einar es premeditado o surgió sin más, pero resulta molesto que el drama se centre en cómo Gerda pierde a su marido en lugar de la dureza y valentía que tiene que asumir el pintor al verse atrapado en un cuerpo que no es el suyo. Sí, lo dicho. Que si, pero que no. Que la película es atrevida, pero no tanto... no tanto cómo podría ser.

El melodrama dulce tiene a destacar algunas escenas que podría clasificar de brillantes de las que esperaba que fuera a estar plagado. Eddie hace una interpretación sublime durante un puñado de minutos en las que contempla su cuerpo desnudo (a duras penas podemos ver sus partes íntimas, eso sí) buscando los rasgos femeninos que tanto anhela. Pero es Gerda la que nos sobrecoge con coraje, con emotividad y con fuerza, algo que no es discutible.

En resumen, "La dama danesa" es una película que pretendía ser arriesgada pero se sitúa en una tesitura cómoda y poco comprometida. Exasperadamente decorada, pretendiendo buscar la perfección, no cumple con lo que promete. Aún así, es un film necesario y casi obligatorio para ayudar al público general a la concienciación (aunque de forma suave).

viernes, 15 de enero de 2016

Una nueva Marafariña






No han sido pocas las personas maravillosas que se han cruzado en mi camino desde que me decidí a lanzarme a la aventura de autopublicar una novela. Un camino que está lleno de dificultades, esto es innegable, pero también cargado de gratificaciones personales que pesan muchísimo más que cualquier cosa.

He conocido a escritores maravillosos, a lectores tiernos que cualquier escritor desearía tener, he tenido el lujo de contar con la ayuda de reseñadores que me han ayudado desinteresadamente en la promoción de "Marafariña" porque creyeron en ella a pesar de que mi nombre estaba lejos de ser conocido. También he de decir que, fruto de la casualidad, conocí a Joana Arteaga, de Correctivia, que me ayudó de forma altruista a llevar a cabo una corrección exhaustiva y milimétrica del manuscrito.

Por esta ayuda, por todas y cada una de esas personas que habéis creído y abrazado este paraje mágico, infinito, cargado de esperanza, pero también de dolor, hoy puedo decir que nace la 4ª Edición de "Marafariña Libro Primero" y lo hace con estreno de portada de lujo.

Se incorpora a este sueño la increíble fotógrafa Elena Del Palacio, cuyos trabajo encontré en Internet y me puse en contacto con ella de inmediato. Resultó ser una persona comprensiva, encantadora y enamorada del arte. No nos resultó complicado llegar a un acuerdo. Encontré en las fotografías de Elena una "Marafariña" particular, hermosa, una manera de reflejar mis letras ideal, sensible y metafórica.

Es para mi toda una alegría poder estrenar la portada que encabeza esta entrada con la fotografía de Elena Del Palacio que, creo, plasma al milímetro la imagen de una Ruth unida inexorablemente a una Marafariña solo suya.

Espero que este nuevo camino que se abre para la novela esté lleno de nuevos lectores, de nuevas historias y de millones de letras. Estoy segura de que así será.



Para saber más...

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Elena del Palacio (Fotógrafa)
Conoce sus trabajos en Flickr y en Facebook

miércoles, 13 de enero de 2016

#CINE: JOY, la inverosimilitud del éxito // ****



¡Cómo está el cine!

Es toda una suerte disfrutar de tantas películas nuevas, diferentes, que parecen querer aportar algo nuevo al fin, historias con verdadera fuerza, historias que anhelaban ser contadas. Si el 2015 me resultó un año bastante vacío en mi faceta más cinéfila, lo cierto es que en este 2016 no he dejado de toparme films que han resultado todo un acierto. Y recuperar este entusiasmo por las películas era algo que me resultaba muy necesario...¡A ello vamos!

No podía esperar a ver "JOY", ¿quién no? Jennifer Lawrence de nuevo protagonizando cartel con Robert DeNiro y Bradley Cooper, un reparto que ya ha demostrado cuajar muy bien en la gran pantalla. "Joy" es una historia de una mártir: una mujer divorciada, con dos niños pequeños, una madre encerrada en su cuarto viendo una repelente telenovela, su ex viviendo en el sótano con su padre, cuyo estado psicológico deja mucho que desear. Con esta tesitura, parece que se somete al personaje a una presión muy difícil de soportar, como una avalancha de despropósitos que desmoronarían a cualquiera.

Y Joy se desmorona, sí. Que, por cierto, Lawrence ha creado un personaje extraordinario, con una debilidad evidente pero una fortaleza digna de admirar. El cabello revuelto, las camisas manchadas, las mejillas sonrosadas y una fatigante falta de sueño, son todo el maquillaje con el que esta mujer cuenta para salir adelante y agarrar la vida con uñas y dientes. 

No es más que una niña que creció sin darse cuenta, cuyos sueños se quedaron por el camino por dedicarse a cuidar a los demás. Su matrimonio ha sido un fracaso digno de asumir, rompiendo la única estela de esperanza que le quedaba. ¿Qué puede hacer ahora? Pensar, a Joy se le da bien pensar, a Joy se le da bien inventar cosas...

Dignos de admirar en esta historia son los personajes secundarios (todos lo son, menos ella, que resplandece). Los padres suponen el reflejo del fracaso y la debilidad; su ex marido es su mejor amigo, un cantante nocturno con expresión de fracaso; su mejor amiga se convertirá en su pilar fundamental para volver a creer en los sueños; su hermanastra es una especie de antagonista encubierta con la mirada afilada. Parece un laberinto, y los constantes giros de guion inesperados así lo demuestran.

Con mucha habilidad, al estilo "Shamless" el drama más puro, que ahoga al espectador menos empático, se entremezcla con la sátira y la comedia negra, con mucha habilidad. Pero lo más importante es la fuerza innegable de un personaje femenino único, que se vale por si mismo, sin la necesidad de ser un maniquí hermoso respaldado por un hombre. Esos valores, sí, los que tanto necesita el cine.

¿Y lo más criticable? Sin lugar a dudas, y a pesar de lo que disfruto de ver a Lawrence en cualquier papel, que una joven de apenas 25 años represente a una mujer cercana a la cuarentena. ¿Qué lugar le queda a las actrices de cuarenta años o más? ¿Y qué imagen real quiere otorgarnos el cine? Resulta poco convincente, sí. Y duramente desalentador.  

miércoles, 6 de enero de 2016

#CINE: Palmeras en la nieve, memorias de África // *****


"Palmeras en la nieve" es un homenaje al cine, a su facultad de contar historias, un homenaje al amor, a la vida, al sufrimiento de ésta. Es la recuperación de estos sucesos que pertenecen al pasado, y que a veces nuestra cultura se obceca en olvidar. Es un canto a la memoria histórica, que tanta vergüenza y malestar nos puede causar. Un grito ahogado en medio de una gran nevada, o bajo el terrible sol abrasador africano.

Basada en la novela del mismo título de la autora Luz Gabás, esta película de Fernando González Molina (Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti, también con Mario Casas como protagonista masculino) es una auténtica e inolvidable joya cinematográfica, con un latido propio, miles de sensaciones encontradas y centrándose en un argumento que, si bien ha sido muy recurrente en el cine, explota a la perfección otorgándole un enfoque realista y romántico que es absolutamente devastador.

Kilian (Mario Casas) abandona su hogar junto con su hermano para embarcarse hacia la Guinea Ecuatorial, a una antigua colonia española. Allí les espera su padre, donde se cultiva uno de los mejores cacao del mundo. Ante Kilian se abre, de repente, un mundo nuevo y muy diferente al conocido hasta el momento. Con su juventud latente y su inocencia calmada, tras su mirada tímida y su porte alicaído, se esconderá una voluntad de hierro y un corazón enternecido por el amor que se despierta hacia una joven nativa que canta en el río.

Creo que el actor gallego ha limado asperezas con un público que no llega a aceptarlo de todo, exhibiendo una de las interpretaciones más brillantes de su carrera profesional, consagrándose como alguien muy capaz de exteriorizar sentimientos muy extremos con la viveza de un veterano.

La inocencia del muchacho comienza a verse esculpida por la incipiente maldad, el abuso de las autoridades, una política que enfrente a los hombres de diferente color de piel y no le permite disfrutar de la hermosura que otorga la tierra en la que se encuentra. Será difícil para Kilian encontrar su lugar y, tal vez, nunca llegue a hacerlo.

El papel femenino de Berta Vázquez, Bisila ("Rizos" en la serie de televisión Vis a Vis), es fundamental y todo un alarde de interpretación. La temprana promesa del cine, con una belleza fulminante, otorga credibilidad, ternura y fuerza a una mujer fuerte que no quiere resignarse al mundo en el que le ha tocado vivir.

El pasado se entrelaza con el presente, donde Adriana Ugarte, sobrina nieta de un Kilian ya anciano, decide embarcarse en el viaje más importante de su vida y regresar a esa colonia española cuarenta años después, con la necesidad imperiosa de que las historias de las personas maravillosas no sean olvidadas jamás.

Una verdadera obra maestra, con sensacionales escenas cinematográficas, un guion plagado de literatura y cuidado al milímetro. Las casi tres horas de proyección son más que amenas, con un ritmo idóneo pero pausado para que, hasta el espectador más exigente, salga con los ojos brillantes y el corazón vibrante, o roto en mil añicos.



martes, 5 de enero de 2016

#LITERATURA: Estricnina, el pasado y sus fantasmas // ****






Ha sido muy bien acogida por la crítica "Estricnina", de la autora logroñesa Mercedes Sáenz Blasco, que se presenta ante el mundo literario con esta obra de suspense contemporánea, que está logrando hacerse un hueco entre los talentos emergentes de nueva escritura.

Seduce, desde el primer momento. Las letras de la escritora ya dejan entrever una talentosa habilidad para atrapar hasta el lector más escéptico, moviendo los hilos de forma silenciosa pero imparable. La historia avanza al ritmo preciso, sin ser acelerado, con la decoración y el mimo necesarios, y otorgándole una personalidad idónea a cada uno de los personajes. Es inapreciable, pero ahí está. Y el suspense servido como plato fuerte, pero sin caer en la aburrida redundancia. Se me ha antojado curiosa y poderosa, aunque empuñando un arma que a veces puede flaquear si no se sujeta con fuerza.

Ambientada en la España profunda, con cierto desarraigo, se nos presenta a un protagonista anodino que no encaja de buenas a primeras, pues su carisma carece de encanto. Sin trabajo, divorciado y con un hijo que custodia su ex mujer, parece un espíritu obligado a ser libre. Con un futuro que da coletazos hacia la incertidumbre, Ignacio se ve obligado a desenterrar sucesos del pasado que había preferido olvidar: el cura al que servía de monaguillo asesinó a su madre.

Gran importancia, como no, cobra el personaje femenino, Adeline, profesora de francés de Ignacio,  que responde a los tópicos de la figura de una mujer fuerte y algo frívola que servirá de pilar y de sofocos al protagonista. Su papel, aunque parece secundario en un primer momento, resulta vital para el desarrollo de la historia que recae en estas páginas.

Como decía, la narración de Mercedes Sáenz es digna a tener en cuenta, aunque me ha provocado sensaciones contrapuestas. No recuerdo haber leído nada con unas características similares. Por momento parece pecar de simpleza pero, sin más, un hecho puntual vuelve a engranar la curiosidad y la explosión de la historia. ¿Un juego con el lector? Es posible. 

He conseguido que, tras pasar el ecuador de la obra, me haya acostumbrado a la narrativa y a la figura de Ignacio, Nachete, como narrador en primera persona, y he conseguido adherirme bien a esta nueva forma de expresión de la escritora. La trama, a pesar de ciertas licencias tan necesarias, es innegablemente buena, original y fresca. Muy ágil y diferente.

Empiezo las lecturas del 2016 y ya me he tropezado con esta pequeña joya. Sin lugar a dudas, la recomiendo a pesar de lo señalado anteriormente. La escritora promete, y mucho. Además, "Estricnina" contagia con el veneno de la adicción. Una lectura que es difícil de abandonar.

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sábado, 2 de enero de 2016

#CINE: Langosta (The lobster), la crueldad del amor // *****


Langosta es una película que engloba temas tan complejos como la soledad, el amor, la crítica social, la hipocresía. Temas que, por otro lado, son recurrentes en cualquier tipo de arte cinematográfico o literario, aunque nunca hasta ahora había tenido la ocasión de ver tal explosión de originalidad, tal belleza, tal crudeza, tales verdades contadas con tanta lejanía. "The Lobster", galardonada con el Premio del Jurado en Cannes no es un film común.

Plantea una sociedad distópica, que lucha por la normalidad en un mundo plagado de violencia frívola y de falsa cotidianidad: la soltería no está permitida. Para solventar este problema, todo aquel ciudadano o ciudadana sin pareja por diversos motivos (rupturas, viudedad u otros, temas que no se aclaran específicamente en la película, ni tampoco a partir de que edad es obligatorio unirse a un compañero vital) es ingresado en un hotel con otras personas en sus mismas circunstancias, donde comienza una cuenta atrás de 45 días.

Ese cronómetro es el tiempo que los huéspedes tienen para encontrar su otra mitad y poder regresar a la vida civilizada. De no conseguirlo, serán convertidos en cualquier animal de su elección: un perro, un lobo, un caballo, un dromedario...o una langosta.

Bajo esta premisa, y con aparente apatía, el protagonista (un desmejorado Colin Farrell) intenta buscar su lugar en esa extraña situación, con la única compañía de un perro-hermano y pocas habilidades sociales. Para colmo, no es muy habilidoso con la caza de "solitarios", lo único que le permitiría aumentar su vida como humano. Una interpretación de lujo, acompañada por una siempre brillante Rachel Weisz que, una vez más, regresa con poderío y fuerza. Su fresca presencia en el film, para mí, ha resultado imprescindible. Y por cierto, casualidades, también contamos con la peculiar aparición de la chica del pelo azul: Léa Seydoux, que está sublimemente malvada. 

La película es desde luego brillante como pocas que se tienen ocasión de ver. Poderosa e inteligente, con una ambientación cincuentona muy acertada, enmascarada de comedia oscura, con matices de violencia sutiles, o no tanto, e interpretaciones silenciosamente hermosas. Una verdadera explosión de astucia, con un guion original y fuerte. Además, invita al pensamiento individual, el debate filosófico y social está servido para decidir qué crítica realmente el director griego, Yorgos Lanthimos. ¿La crítica a la necesidad del amor? ¿La crítica a la ausencia de amor? ¿Las apariencias? ¿La sociedad impuesta? ¿La falta de libertad? ¿La violencia? Posiblemente se trata de una voraz radiografía de lo que de verdad somos. Tal vez, en realidad, no seamos más que humanos que caminamos, irremediablemente, a convertirnos en cualquier animal.

No dejo de preguntarme: ¿Qué animal elegiría yo en tal caso? 

Un kiwi, tal vez.