"Detesto la oscuridad. No me gusta, me hace sentir incómoda, indefensa, y me da pavor. Y la noche es oscuridad. Pero cuando hay luna, la oscuridad es menor."
Gemma Jordán Vives, autora indie de Valencia, atleta y periodista, es una de las escritoras que más aprecio despierta en "Las mentiras que escribí". Después de su novela romántica "A la luna de Valencia", nos acerca una interesantísima y brillante colección de relatos "Hijos del insomnio".
M.B.Vigo: Bienvenida de nuevo, Gemma. Es todo un placer tenerte de vuelta por el blog.
G.J.V.: Como la primera vez, Miriam, el placer para mí es que tú me hayas invitado de nuevo.
M.B.Vigo: Para ir calentando motores... Eres una autora indie reciente, que llevas relativamente poco tiempo en este mundillo de la autopublicación. ¿Cómo describirías esta nueva faceta de tu vida? ¿Ha cambiado mucho tu rutina? ¿En qué te ha ayudado ser escritora?
G.J.V.: Lo describiría como interesante y motivador, a pesar de las dificultades que todos los autores independientes sabrán ya que hay. Pero si no hubiera dificultades, tampoco habría motivación, supongo.
Sí que ha cambiado algo mi rutina… y un poco mi carácter. Ahora guardo como hábito una horas al día para escribir, y también para pensar una estrategia con la que promocionarme. Lo que antes hacía por afición cuando me nacía, ahora también lo hago por gusto pero siguiendo unas pautas. Creo que eso me está haciendo más constante y también más seria ante muchos puntos y pensamientos por los que antes, sencillamente, pasaba por encima.
Sobre en qué me ha ayudado ser escritora… me ha ayudado a expresarme; contando la vida como yo la veo, o la imagino, estoy definiendo mi propia cosmovisión y encontrando mi propia voz. Me ha enriquecido la vida también, primero porque he conocido, tanto entre lectores como entre editores y escritores, personas realmente fascinantes, que valen la pena. Y segundo porque la sed por relatar te acaba llevando, al final, a una sed por documentarte y conocer para hacerlo mejor, y por otra, por leer, o ver, o escuchar a otros autores que te aporten y te enriquezcan, creándose un círculo vicioso de la creatividad bastante goloso del que nunca quieres salir.
M.B.Vigo: Si en "A la luna de Valencia" explotaste tu faceta de novelista, en "Hijos del insomnio" muestras una escritora completamente distinta. Relatos breves en su mayor partes, algunos hiperbreves, como tú misma señalas. ¿Es más difícil relatar que novelear? ¿Radica el talento en contar lo mismo en menos palabras?
G.J.V.: Bueno… no soy
nadie para decir dónde radica el talento. Hay historias largas, ricas en
descripciones y en evocaciones que son joyas, y hay relatos breves capaces de
provocar lo mismo con sólo unas cuantas líneas o páginas, y viceversa;
auténticos ladrillos infumables en los que acabas perdiéndote, y cuentos que se
quedan cortos y vacíos.
A mí, como ya te
comenté en el vídeo de “Entrevístame… si quieres”, me gusta mucho la literatura
contundente y ágil (ojo, que no fácil o rápida) y creo que si está bien hecha,
puede demostrar riqueza de lenguaje y de recursos. Sí que es cierto que creo
que, como te comenté, si puedes contar una historia BIEN contada en doscientas
páginas, no le veo sentido a hacerlo en cuatrocientas. Pero hay historias que
requieren de esas cuatrocientas y se quedarían pobres en doscientas.
A mí, me resulta
mucho más difícil novelar. Armar y construir una historia con una estructura
sólida y creíble y desarrollarla durante muchas páginas procurando no perder el
rumbo ni el tempo, es un trabajazo. Y sin embargo, pensar un relato que,
describiendo un momento, pueda darte una idea de todo lo que lleva detrás y lo
que viene adelante, y de provocar al lector, me resulta provocador y fluido.
M.B.Vigo: Hay multitud de relatos, para todos los gustos y tipos de lectores. Pero en todos ellos mantienes una narrativa más o menos común, y la misma esencia. Resulta curioso que esto no se parezca en nada a la literatura que se lee en "A la luna de Valencia", a pesar de que los has escrito al mismo tiempo... ¿Sabrías responder por qué razón?
G.J.V.: No sé qué
decirte Miriam. En mí hay material y mezcla de estilos muy diferentes. Todos
conviven y todos luchan por salir, y no pienso renunciar a ninguno de ellos.
Tal vez, en este caso, se resume en el hecho
de que a “A la luna de Valencia” quise darle ese tono justamente, algo
desdramatizado, porque la historia que quería contar era justamente así. Y en
“Hijos del insomnio” el tono cambia porque son relatos diferentes pero,
efectivamente, con un nexo en común, y es que en ellos ocurren cosas poco
habituales, raras, o irreales, y ese tipo de texto necesita otra forma de ser
contado. Ahora, también te digo que no me senté en ningún caso teniendo claro
eso, e intentando escribir con esas pautas. Sencillamente, sucedió.
"Releo "De entierro por sorpresa" y me veo a mí misma con doce años menos, triste, confusa, cabreada y solitaria; pensando que todo había terminado para mí. [...] Y me río y respiro profundo a la vez."
M.B.Vigo: Es difícil elegir a un hijo favorito pero, de estos hijos de las noches en vela, ¿cuál o cuáles son de los que te sientes más orgulloso?
G.J.V.: Puedo decirte
uno de cada, de los breves, y de los hiperbreves. De los breves me siento
orgullosa de Baldosas inéditas. También me gusta mucho Gato, pero la pequeña historia de la
librera y los fantasmas… no sé, la releo y no me canso de ella. Estoy orgullosa
porque es un relato que nace de una pesadilla mía, una pesadilla que es
exactamente la misma con la que comienza el cuento, y tuve la capacidad de, al
despertar al día siguiente, recordarla, apuntarla y desarrollarla
convirtiéndola en algo mágico y posible a la vez.
De los
hiperbreves, me decanto por De entierro
por sorpresa porque también es un reflejo puro de mis sensaciones y mi
visión de la vida en un determinado momento. Es un cuento inspirado por los
poemas de Residencia en la tierra de
Pablo Neruda; hay veces que en el camino se te cruzan elementos que acentúan tu
parte más luminosa o, como era aquel momento, la más oscura, e incluso esos hay
que vivirlos intensamente y crear algo con ellos. Releo De entierro por sorpresa y me veo a mí misma con doce años menos,
triste, confusa, cabreada y solitaria; pensando que todo había terminado para
mí, y me despierto ternura a mí misma, por ver lo que creé con el material que
entonces tenía a mano y en mí, y por ver todo lo que después tenía que vivir y
que por aquel entonces ni atisbaba, y me río y respiro profundo a la vez.
M.B.Vigo: ¿Hay alguno de ellos que te hayas replanteado no publicar? ¿Alguno del que no te sientas muy satisfecha?
G.J.V.: Sí y sí. Manchuria, El jugador y Un
buen accidente. Exceptuando Gato
y dos más, los relatos de “Hijos del insomnio” son textos escritos mucho tiempo
atrás, y al releer esos tres primeros, me parecían de una calidad bajísima,
ridículos incluso, y sin ningún interés. Aquí es donde entra en escena Paco
Melero, de EdítaloContigo, que es la editorial que le ha dado el formato final
al ebook. Le pedí leerlos y ser sincero en su valoración, y le gustaron todos.
Incluso, me habló con énfasis de alguno que yo consideraba pura paja de
relleno. Yo confío totalmente en su criterio, porque sé que lo tiene y muy
bueno, y pensé que si él, como editor y como lector “ajeno” a la historia no
había puesto pegas a ninguno, era porque estaban para publicar. Y adelante que
salieron.
M.B.Vigo: Y, ¿alguna historia que, finalmente, se haya quedado fuera, de momento?
G.J.V.: Varias, en el
caso de los relatos hiperbreves, que al encontrarlas en las copias de seguridad
de mi ordenador me dejaban muerta de vergüenza ante las barbaridades que
escribía. Pero bueno, para escribir algo decente hay que redactar y descartar
mucha morralla antes y durante, así que no pasa nada. También se quedaron fuera
(de momento, buen apunte…) dos relatos más o menos largos que yo recuerdo haber
escrito, que disfruté mucho creando y que creo que son originales y potentes… y
que no pude encontrar de ninguna manera entre esas copias de seguridad. Intenté
rescribirlos, pero qué va, no me salía nada ni parecido a lo que creara aquélla
vez, y con respecto a esos dos (La magia
del Penyagolosa y Pepe y Osborne
recuerdo que se llamaban), quiero que se publique exactamente aquello que yo
escribí. Así que los seguiré buscando, y si los encuentro, seguramente los
comparta libremente en la web que como escritora me estoy construyendo.
M.B.Vigo: Hacerse un lugar en el mundo de la literatura independiente es mucho más complicado que terminar cualquier novela o colección de relatos. ¿Cuáles son tus métodos o tácticas para llegar a los lectores?
G.J.V.: Como todos, las
redes sociales. Detrás de las cuales, al final, lo que hay son personas con
intereses parecidos a los tuyos, que se pueden interesar por lo que has creado,
y con los que puedes intercambiar y con los que puedes contar. Aparte de eso…
intento ser machacona pero con estilo, y que esa machaconería cuadre con mi
estilo, con lo que quiero transmitir y contar.
Ahora he
empezado a dejar que me entrevisten lectores, a los que responde a sus
preguntas en vídeo. El vídeo es una herramienta muy potente, a la gente le
gusta mucho, (a mí me gusta mucho). Creo que puede aportarle muchísimo a la
literatura y que aún está muy por explotar.
M.B.Vigo: Después de terminar una obra, ¿es tiempo de descansar o no puedes esperar a retomar las letras? ¿Acaso crees que un escritor necesita reposo?
G.J.V.: No sé qué
decirte, creo que eso va con cada cual. Yo no soy una persona a la que, en la
vida en general, le vayan bien los reposos. Me acomodo. Necesito continuidad;
mi cerebro tiene que estar continuamente calentando en banda para cuando llega
el momento de coger la idea al vuelo y crear. Sabes que, desde hace unos meses,
escribo semanalmente en una revista digital, HalterMag, artículos sobre… bueno,
sobre lo que quiera esa semana. Tengo la suerte de tener ahí esa libertad, y el
tener que publicar algo con un mínimo de interés y de calidad ha hecho que de
nuevo tenga una pequeña presión y motivación, y desde que empecé, me siento de
nuevo muy arriba en cuanto a la escritura. Todo fluye en mí y hacia el papel de
manera mucho más natural y placentera; porque cuando las palabras te queman en
los dedos y ves que salen además con cierta calidad, es un auténtico subidón de
hormonas.
Tal vez sea
conveniente no obcecarse demasiado en un proyecto, saber cuándo de verdad está
terminado o cuándo conviene dejarlo de lado, y pasar a otra cosa. Eso sí lo veo
necesario.
M.B.Vigo: Primero la luna de Valencia, luego una luna en un cielo oscuro. Hay algo en nuestro satélite lunar que, desde luego, llama tu atención. ¡Y no me digas que es casualidad! ¿Qué es, para ti, la luna?
G.J.V.: No te digo que
es casualidad como lo de Grecia, ¡porque me matas! Mi madre muchas veces me ha
contado que ya de pequeña, en cuanto supe más o menos hablar, lo que más hacía
era señalar al cielo de noche y gritar que ahí estaba la luna. Nunca me he
planteado esto, Miriam, así que me obligas a hacer algo de introspección…
posiblemente sea que detesto la oscuridad. No me gusta, me hace sentir
incómoda, indefensa, y me da pavor. Y la noche es oscuridad. Pero cuando hay
luna, la oscuridad es menor. Yo he vivido en el campo noches de luna llena con
una luz tan intensa, que casi podía distinguir el verde de los árboles y el
marrón de las piedras. Igual exagero porque mi cerebro ha matizado los
recuerdos, pero es lo que recuerdo, y me parecía fascinante. Como lo es el
hecho de que haya un “pedrolo” girando junto a nosotros, mantenido por nuestra
propia fuerza de la gravedad, capaz de alterar animales y mareas, de dar algo
de consuelo y de hacernos soñar. Ahora, ya lo sé.
M.B.Vigo: Y, para finalizar, ¿en qué está trabajando Gemma ahora mismo?
G.J.V.: En promocionar
“Hijos del insomnio” de todas las formas que pueda, jajajajaja. Tengo un par de
proyectos empezados, y también apartados, porque en este momento de mi vida no
me da la cabeza para ponerme “a full” con ellos. Son novelas, los dos, y ya
habéis leído lo que he escrito más arriba sobre el proceso de escribir novelas.
Ahora mismo estoy trabajando por consolidar mi faceta de periodista y
comunicadora, y creo que, hasta que no consiga eso, aunque sea un poquito, seré
incapaz de girar la vista hacia esos dos escritos.
M.B.Vigo: Muchísimas gracias por tu tiempo y tus palabras, Gemma. ¡Mucha suerte y mucho ánimo en esta trayectoria literaria de camino a los sueños!
G.J.V.: ¡Muchas gracias
a ti Miriam, siempre!
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