El cine es una curiosa forma de leer historias, sobre todo historias con protagonistas que engloban tanta verdad y tanta belleza en las emociones fulminantes que a duras penas pueden ocultar tras sus cristalinos ojos, esos tan plagados de hermosura y realidad.
"I Originis" u "Orígenes" en su título en castellano, es una película más compleja de lo que parece en un primer instante, aunque no por ello complicada de ver y de asimilar. Baila entre la ciencia ficción ligera, la filosofía más clásica y los lazos del romanticismo. También es pura poesía, con un guion desarrollado con cuidadosa delicadeza, plagado de diálogos fuertes y silenciosos (algo complicado de comprender, pero que cualquiera que vea el film entenderá a qué me refiero). En ocasiones, de hecho, semejaba que cada uno de los fotogramas componían un oscuro baile desconocido, como si el elemento ciencia-azar-voluntad fueran un elemento unido que zarandea la vida sin miramientos ni consideraciones de ningún tipo.
El protagonista es Ian, un bohemio e intelectual estudiante de biología molecular, cuya investigación se centra en el globo ocular. Una noche confusa conoce a una misteriosa mujer con el iris multicolor. Desde ese momento, y con la ayuda de una becaria perspicaz de primer año de carrera, comienzan a sucederse una serie de descubrimientos que podría determinar el origen, no tan sólo del ojo, sino también de la propia humanidad.
El trasfondo religioso está servido en bandeja y, como siempre, nos lleva a un callejón laberíntico cuyo final se convierte en una paradoja. La teoría de la reencarnación choca con el creacionismo, y con la propia ideología de Ian, en la que solo cabe lo 100% demostrable ante sus ojos, esos que tanto lo obsesionan. Se crea un bucle, una espiral de ideas, los acontecimientos se precipitan sin que él pueda hacer nada por detenerlos, y se convierte en su propia víctima de la teoría del caos, ese Big Bang explosivo que, por otra parte, le permite 'crear' (o mejor dicho, descubrir) algo asombroso.
El debate está asegurado. Adoro este tipo de películas plagadas de inquietudes, que reportan tanto conocimiento y enseñan tantas cosas, a la par que se tratan de un entretenimiento poderoso para mentes despiertas. La inmortalidad, véase, la transformación de la vida, es una temática los suficientemente atractiva, que genera a su vez demasiadas cuestiones a las que todos, en mayor o menos medida, deseamos conocer la respuesta. "Orígenes" pretender dar algunas de ellas, y tal vez lo consiga.
El reparto es muy acertado, amoldado a su papel, con interpretaciones fieles y creíbles. Los fotogramas son bellos, como ya he destacado, el desarrollo de la trama es trepidante, entretenido y ágil. La Banda Sonora acompaña de manera muy acertada a ese cúmulo de ingredientes cinematográficos que, de vez en cuando, nos recuerdan que el cine sigue siendo un arte vivo, aunque algunos directores parecen haberlo olvidado.
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