Tal vez las últimas entradas de opinión personal no están teniendo su cariz más optimista en muchos aspectos y me disculpo de antemano por contaminaros con el descanto. Es el otoño (otra vez) y me imagino que no es algo que yo pueda controlar. O tal vez sí, pero no quiero.
Llevo ya una semana y un día sin vender ni un solo libro.
Este momento, en el que la línea cae al nivel cero y se queda ahí, muerta e inerte, a medida que avanzan los días, iba a llegar tarde o temprano. En Amazon no hay mucho espacio para autores que se abren paso, muchísimos autores. El círculo de las élites de las letras es fuerte, parece que está consagrado y es difícil penetrar en él. No es un grito ni una queja. Todos sabemos como funciona el mundo y los sueños no se cumplen tan inmediatamente. Aún así, como nota más tibia, he de decir que yo ya he cumplido un gran sueño, muy importante, con Marafariña. Y esto, ninguna línea muerta va a poder cambiarlo.
He estado leyendo algunas entradas de otros blogs literarios que sigo asiduamente y me he encontrado con muchos TIPS sobre #CómoPublicarUnaNovelaDeÉxito #CómoSerEscritor #CómoAlcanzarElTopDeAmazon. Por supuesto, y antes de que nos ilusionemos, la mayor parte de esta información son cortinas de humo. Esperamos que alguien nos otorgue la llave mágica pero las cosas no resultan de esa manera. Se trata de fórmulas, puro marketing comercial, dejando a un lado el arte de la literatura y centrándose en el aspecto de publicar muchas novelas, ganar mucho dinero y seguir escribiendo muchas novelas.
Seré yo, tal vez, pero no me cabe en mi sesera el hecho de publicar una novela por mes, ni siquiera una novela por año. Necesito interiorizar demasiado mi historia, y mis personajes, su realidad y la mía. Además, resulta agotador en ocasiones y necesito huir de la pluma para poder regresar con fuerza.
¿Qué son ahora los escritores? Todo ha cambiado tanto. Ni siquiera en un círculo de profesionales de las letras puedo encontrar mi lugar. Giro en espiral y me pierdo un poco. Qué raro.
Yo soy una de esas escritora que ya no vendemos libros. Solo escribimos historias, y las soñamos.
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