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martes, 27 de octubre de 2015

#CINE: Marsella, un viaje con el viento a favor // ****



Belén Macías, directora orgullosa de 'Marsella' es más conocida por sus trabajos en Televisión que en la gran pantalla. Pero lo que resulta innegable es que lo costumbrista, lo íntimo, lo realista, es lo suyo, y se siente cómoda entre personajes de verdad, de los que te cruzas por la calle, y que cuentan historias tan profundas y desgarradoras que la respiración se paraliza durante minutos infinitos.

Bajo esa premisa, comienza 'Marsella', un drama, o una historia esperanzadora, protagonizada por Sara (la flamante María León), que recupera a su hija dada en acogida después de haberla perdido por sus problema con el alcohol. La niña, o mujercita, Claire, acompaña a su madre biológica en un repentino viaje a Marsella para conocer a su padre, que las abandonó antes de que ella naciera. Durante este trayecto, que responde al formato de 'Road-Film', se tropiezan con Virginia, la madre adoptiva de Claire, que por diversas circunstancias las acompañará hasta el final de su camino.

Con fuerte crítica social, o más bien, compromiso socio-político, el film nos muestra una realidad devastadora, acerca de la pérdida de oportunidades y las ansias de recuperarlas. Sara, a la que la vida le ha negado la amabilidad, ha luchado por alejarse de su adicción al alcohol y busca encontrar la serenidad, empezar un nuevo camino con su hija. Pero su familia no parece el entorno más propicio para ello, y en seguida se muestra un pasado oscuro y un presente desestructurado. Sara se encuentra sola y perdida. Anhela proteger y cuidar a Claire, pero nadie parece dispuesto a ayudarle a hacerlo.

Por otra parte, Virginia se muestra rota al entregar a la hija que ha criado como propia, y no puede evitar buscar las flaquezas en la madre biológica para recuperarla. Una mujer asentada, con una posición económica destacable, buena presencia, un matrimonio envidiable y un carácter cálido, parecen ser todo lo que necesita cualquier niña para ser feliz y progresar en la sociedad. 

¿Qué es, entonces, lo justo para Claire? Podría decirse que Virginia es egoísta por querer privar a la niña de la vida con su madre 'de verdad'; o podría pensarse que es Sara la egocéntrica al alejar a Claire de una vida llena de comodidades y de lujos.

Pero Claire, una niña despierta y serena, no parece dispuesta a elegir. Ella toma la mano de ambas, llama mamá a ambas, y confía en ambas. No hay etiquetas, no hay crítica, no hay nada que juzgar. Tal vez deberíamos aprender más de los niños.

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