Hay novelas que son como un bollo de pan recién horneado, caliente, tierno y sabroso. Novelas, breves, concisas, de lectura amena y delicada, una lectura ideal para evadirse, recuperarse del cansancio del día o leer con calma con el café de la mañana. En realidad, cualquier momento es bueno para sacar unos minutos y apurar unas páginas de 'El viejo cocinero', novela que firma Fernando G.Mancha, autor con el que he tenido el gusto de encontrarme gracias a las casualidades de las Redes Sociales, que parecen conectarnos con escritores, con letras, afines a nosotros.
'El viejo cocinero o Cècile y las estrellas' es un título que evoca muchos sentimientos e impresiones. El juego de tonos grises y negros de la portada nos recuerda a los libros clásicos que llenan nuestras estanterías y nuestros recuerdos. Ternura, también, nostalgia y el paso del tiempo. Sin embargo, se trata de una novela actual, con técnicas de narración modernas y una historia que se desarrolla más cerca del presente (alrededor del año 1996), aunque nos hará viajar a años anteriores, a la memoria de un viejo cocinero, Marcel, torturado por la reciente muerte de su esposa, con quien Cécile, una tierna niña de catorce años, tiene un vínculo muy especial.
La obra se expone en forma de hojas de diario que escribe Cécile, cargadas de inocencia, de vestigios propios de una edad sembrada de dudas e inseguridades, pero también de toda la energía de una cría con ganas de alcanzar la felicidad y no doblegarse ante nada. Nos acerca los entresijos de su rutina, de sus pensamientos más sinceros, de su vida en el colegio, su relación con sus compañeros, nos habla de su madre, de sus miedos, de la lluvia, de las estrellas y de todo tipo de detalles, algunos triviales, pero plagados de frescura inherente en un carácter vivaz que contagia al lector.
La forma de narrar es ligera, con tintes hábiles, con un vocabulario delicado. Fernando G. Mancha se muestra un escritor locuaz, con una historia que sabe cómo quiere contar y lo que quiere contar. Se palpa, también el gran amor por sus personajes, en especial por la protagonista, quien tiene una esencia especial y realista que es complicado encontrar en ocasiones. Y en relación a esto, mención a destacar es la de que sea capaz de meterse en la piel de una Cécile tan joven con esa habilidad, pues no se trata de una tarea sencilla.
Una novela corta que recomiendo para cualquier momento. Acaricia el corazón con su ternura, plagada de sentimientos y sensaciones, de un escritor con muy buenas dotes literarias. Desde luego, una novela única.
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