Hacía ya tiempo que tenía apuntada en mi interminable lista
de lecturas ‘Los crímenes azules’ de Enrique Laso. Lo cierto es que nunca he
sido una seguidora exhausta de la novela negra, inclinándose más mis gustos personales
hacia la literatura de corte más íntimo y, en cierto modo, poético.
Hace ya algunas semanas le di la oportunidad a la trilogía del
Batzán y, a pesar de ciertas carencias de corte más técnico, me enganché
bastante a la trama (lo primordial de estas obras es que son muy adictivas).
Supuse que con la novela de Laso me daría un resultado similar, tan aclamada
por los lectores, un éxito en ventas, bailando cómodamente en los TOP de Amazon…
Además, hay que tener en cuenta que el escritor es un hombre cercano a sus
lectores en las Redes Sociales, y eso siempre son puntos a tener en cuenta.
En cierto modo, sí que me ha enganchado, y en cierto modo me
ha dejado algo fría. Supongo que esto se trata más de matices personales.
La obra está contada desde la perspectiva de Ethan Bush, un
agente especial del FBI, que se enfrenta a un complicado caso: los cadáveres de
dos jóvenes aparecen a las orillas de un lago de un tranquilo pueblo de la
américa profunda. Casi sin pruebas ni indicios claros, Ethan navegará en un mar
negro de dudas, incógnitos y multitud de variopintos sospechosos, para buscar
al culpable de tal atrocidad.
Hay que tener en cuenta dos características importantes. La
primera es que está protagonizada por un personaje masculino, con tintes de
héroe americano, y se desarrolla en EE.UU. Aunque, por suerte, y al contrario
de lo que yo esperaba, el protagonista plasmado por Enrique Laso, no es nada
tópico y escapa del encasillamiento de los ‘polis’ que reflejan las novelas
policíacas del otro continente, la trama y los personajes secundarios están
altamente influenciados por estas tendencias, por lo que se hace complicado que
resalte la originalidad. Como nota personal, me siento más cercana a las obras
literarias reflejadas y desarrolladas en España, tal vez por el recargamiento y
la gran cantidad de obras que eligen América como telón de fondo.
La segunda es la peculiar manera de ir desmembrando la
historia de Enrique Laso. Si seguimos con la comparativa de otras novelas
policíacas de ese género, ‘Los crímenes azules’ resaltaría por la manera en la
que el autor va abriéndose paso entre el mar de incógnitas, posibilidades y
sospechas. Me gusta también, que al pasar las páginas, se vaya alejando a Ethan
de esa chapa de super-poli y se haga sentir como un tío normal, un tanto
atormentado, y lleno de inseguridades. Lo cierto es que, aunque me ha costado
unas cuantas páginas, me ha gustado mucho el protagonista y su relación con el
resto de miembros de su equipo.
Los diálogos, muy abundantes, son bastante buenos y es de
agradecer. Bien desarrollados, largos, nada tópicos y que reportan mucha
información. Pero también los monólogos interiores de Ethan, sus reflexiones y
sus momentos a solas provocan mucha riqueza literaria que es destacable.
En definitiva, una novela que, aunque bebe claramente de las
influencias de la novela policíaca americana, ha sabido hacerse destacar, limpiarse
de los tópicos, mimar los pequeños detalles y enganchar al lector sin tediosos
tecnicismos.
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