"Llega un punto en el que cualquier cosa que sucede a tu alrededor es susceptible de inspirarte, te conviertes en una especie de esponja."
Hoy suena rock&roll de fondo en ‘Las mentiras que escribí’. Desde luego, es un placer recibir a Jesús Carnerero, escritor de ‘Un lobo como yo’, cuya crítica podéis leer muy gustosamente en este blog. Nacido en Badajoz, es aficionado al cine y a las series, es también un amante de la música y, por supuesto, del café.
M.B.Vigo: Bienvenido, Jesús, es un placer poder tenerte en estos lares.
Por favor, ponte cómodo para charlar un poco, si te parece, sobre las letras.
J.C.: Me da la
sensación de que llevo meses, no ya sin hablar de otra cosa, sino sin pensar en
algo que no guarde relación leer y escribir, así que perfecto, creo que estoy
preparado. Y encantado, por supuesto.
M.B.Vigo: Ya has escrito cuatro novelas y una novela blog. “Algún
pecado raro” y, por supuesto, “Un lobo como yo” están disponibles, como no, en
Amazon. Pero antes de hablar de la publicación, me gustaría que nos contases un
poco qué se puede encontrar el lector al entrar en ‘Un lobo como yo’.
J.C.: Escribir he
escrito mucho, pero publicar sólo dos novelas, o tres si cuento “La bruma”, que
acaba de salir publicada en digital. Voy a empezar a dejar de contar lo que
llevo escrito porque no tiene demasiado sentido, me pierdo entre microrrelatos,
relatos y novelas. Mejor contar lo que va saliendo a la luz y punto. Antes me
obsesionaba más ir diciendo “llevo tantas novelas”, pero como me he dado cuenta
de que ni puedo ir publicando conforme escribo ni tampoco en el orden en el que
voy escribiendo, mejor dejarlo así.
Siempre digo que “Un lobo como yo” es una pequeña muestra de
una parte de mi vida, un fragmento de cierta lucha que mantuve con fantasmas o
monstruos personales (que en la novela toman forma de mafiosos), de algo que me
pasó dos veces en apenas cuatro años. Es decir, que por mucho que sea una
novela negra, tiene una parte importante de carga biográfica. Es, casi por
encima de todas las cosas, una historia de superación personal, y nada me
gustaría más que alguien la leyese y la emplease para salir de algún bache o de
algún mal momento, pues eso fue lo que sentí yo al construirla: que me estaba
librando de ciertas cicatrices, heridas y recuerdos, que estaba superando
muchas cosas y sucesos.
También es un homenaje tanto al cine de mafiosos, como a la
música rock y a sus mártires, muchos de ellos tristemente prematuros; varios de
esos músicos forman parte del plantel de protagonistas, Jeff Hyman el primero,
pues no es otro que Joey Ramone, cantante de The Ramones, uno de mis grupos
favoritos. Lo divertido, o lo que pienso que podría tener su gracia, es que el
lector se encargue de dar con esos pequeños detalles y guiños a esos mundos. Quiero
pensar que cualquier aficionado al rock o al punk los pillará sin esfuerzo,
como cualquiera que haya visto El Padrino unirá cabos y averiguará por qué el
guacamayo del capo para el que trabaja Hyman se llama Fredo, por ejemplo.
Y hay algo que no acostumbro a decir, pero que creo que es
importante resaltarlo, y es que esta novela pretender cargar contra la
corrupción en todas sus vertientes, pertenezcas al ámbito que pertenezcas y
procedas de donde procedas; quería tratarla como un fenómeno global, algo propio de los
humanos, por desgracia, así que las nacionalidades de los personajes son
múltiples y variadas, hay de todo, desde un brasileño hasta un griego, pasando
por un español (no pude evitarlo, me lo ponen en bandeja), para no faltar a
nadie ni pecar de nada. O para caer mal a todos, lo que la suerte decida.
Y bueno, tampoco quiero pasar por alto que es mi primera
novela y supongo que en ella van los típicos fallos de un novato, pese a que
antes de sentarme a escribirla contaba con un amplio bagaje tanto de
experiencia personal como de aficionado a la escritura. No decidí ponerme de un
día para otro, ni mucho menos, tiene muchísimas vueltas y mucho tiempo y
dedicación detrás. Aun así, a menudo pienso que comencé la casa por el tejado,
como sucede también en la propia historia con el asunto del concejal Richards.
Si ahora tuviese que escribir otra primera novela, no sería Un lobo como yo, lo
tengo claro. Me compliqué de mala manera, y sé que es un primer paso complicado
para un novel. Cada fallo que tenga es lógico porque, además de que no soy
ningún profesional, la novela tampoco ha pasado por manos de ninguno, ni
correctores, ni editores, ni nada parecido, ya que soy totalmente
independiente. Espero que las personas que se animen a leerlo no lo tengan muy
en cuenta, o que los fallos no les parezcan excesivos. Tampoco creo que esté
engañando a nadie ni obligo a nadie a comprar nada. Si parte de mis amigos y de
mi familia todavía no me han leído, y cada día dudo más que lo hagan alguna
vez, por algo será. Si no hay afición por leer, pues no la hay, qué vamos a
hacer, aunque sea en tu círculo más íntimo.
M.B.Vigo: Jeffrey, el indiscutible protagonista, es un tío un poco
desubicado que, a pesar de todo, despierta mucha ternura. No sé si esto era
intencionado o no, imagino que tal vez. ¿Cómo fue el proceso de crear y dar
vida a Jeff? Intuyo, de algún modo, cierto símil con el escritor...
J.C.: Claro, es lo
que te acabo de decir: Jeffrey soy yo, o muchos aspectos de él son míos, o al
revés, ya ni sé. Pero sí, al principio de la historia está completamente
perdido y sin ganas de tirar hacia adelante, no cuenta con ninguna motivación.
Hasta que la chispa que necesita, para motivarse y para empezar a darse cuenta
de dónde está metido, le llega por sorpresa (en forma de chica, pero podría
haber sido cualquier otra cosa: un trabajo, un viaje, algún descubrimiento,
etc.) Y bueno, por el momento, no puedo evitar moldearlos según mi carácter y
mi personalidad. A todos los protagonistas, no sólo a Hyman, ya que no sólo
ocurre en esta novela, me pasa casi siempre, aunque cada vez menos; resulta
agotador hablar por la boca y mediante los gestos y actitudes de otro además de
por ti mismo, y soy demasiado tímido como para desnudarme de ese modo tan a
menudo. Aunque al mismo tiempo que los artistas, pertenezcan a la rama que sea,
deben posicionarse, hablar claro, e incluso provocar, así que no descarto nada…
Por suerte, como ya he dicho, la gente que me rodea no son precisamente mis
lectores más fieles, en general, si no, dudo que algunos siguiesen a mi lado o
viéndome de la misma forma. En cualquier caso, últimamente trato de despegarme
de mí mismo para activar la imaginación, debo escribir sobre cosas que no
conozco y sobre actitudes que a lo mejor no comprendo o no acepto. Todo un
reto, pero es que ya he puesto mucho de mí en lo que escribo y no dispongo de
tanta energía como antes.
Y el proceso de darle vida tanto a Jeffrey como a cualquier
otro personaje es una aventura como no conozco otra, es de lo más divertido que
puedes hacer. Tal vez sea jugar a ser dios, y que eso signifique que tengo un
problema, pero bueno, tampoco es que cree a un personaje perfecto, que todo lo
puede, sin aristas ni rincones siniestros, o al menos eso quiero pensar. Si me
comportase como un dios a la hora de escribir los protagonistas serían
guapísimos (no me suele interesar describirlos físicamente) o siempre
triunfarían, y no es así. Me importa más que todo encaje, que sea verosímil, y
que aprendan una lección, aunque acaben mal.
M.B.Vigo: Es, el rock&roll, en cierta parte, lo que termina uniendo
a Jeff con Sid, Scottie y Judy. Es un poco como el ritmo que parece encauzarlo
un poco, aportarle cierta realidad (o irrealidad) a su presente. Eres amante de
la música, imagino que un apasionado del rock. ¿La música es el alma de tu
novela?
J.C.: Sin música no
habría novela, de igual forma que yo no sería como soy sin la música. Soy un
músico frustrado, un músico que escribe, alguien que tiene que escribir para
superar su trauma de no saber tocar ningún instrumento. Y me he sacado de la
manga tres novelas seguidas a partir de pensar en esas cintas, o CDs
recopilatorios, que todos nos hemos hecho alguna vez, eso de juntar muchos
temas y muchos grupos, los que más te gustaban, grabártelos y escucharlos a
todas horas. Aparte de “Un lobo como yo” y “Algún pecado raro” existe otra
historia aún inédita, tengo pensada otra que no sé bien cuándo la escribiré, y
me gustaría no quedarme ahí porque eso significaría que sigo conociendo grupos
y que no he abandonado la música, como por desgracia siento que está sucediendo
al estar tan volcado en la escritura.
La parte buena es que vamos a intentar hacer
presentaciones-rock, es decir mostrar las novelas desde un punto de vista más
musical. Hasta la fecha sólo hemos hecho una, pero estoy seguro de que
repetiremos. Hay de todo: lecturas, música de fondo mientras leemos, música en
directo y letras de canciones pasadas por un filtro poético, etc. Una
presentación bastante alternativa. Vamos, que el setlist que uso en las novelas
sigue dando juego. Y espero que quien lea estas historias sea capaz de captar
mi intención mínimamente, aun no siendo más que una interpretación subjetiva y
personal de un colección de canciones que, probablemente, signifiquen algo
distinto, o muy distinto, a lo que yo he querido entender.
M.B.Vigo: Si hablamos de música y de vida nocturna, tenemos que hablar
del ‘Little’, el emblemático local al que todos nos gustaría salir una noche.
¿Es el Little un lugar ficticio? ¿O está inspirado en algo real?
J.C.: No existe ese
bar, aunque cualquiera que lea la historia seguramente piense en alguno que
conoce. Ojalá. Eso querrá decir que mi propósito se ha cumplido. Porque aunque
no exista como tal sí que está inspirado en varios locales reales al mismo
tiempo, de mi entorno, y más que en los locales, en los ambientes y en las
situaciones que he vivido y disfrutado.
Eso sí, por mucho que el Little sea el punto de encuentro y
el lugar donde se conocen Judy y Jeff, no es más que una metáfora de lo que
muchas personas prefieren hacer antes de sopesar qué pasa con su vida y dar un
paso decisivo para mejorar su situación: beber hasta olvidar, mentirse a sí
mismo, engañarse, no actuar, dejar correr el tiempo. De ahí que la portada sea
como es: dos direcciones y el bar en medio. Tú y sólo tú decides si elijes
algún camino, sea el que sea, o si te decantas por entrar al bar, pedirte una
copa y dejar lo de vivir para mañana.
M.B.Vigo: En cuanto a los personajes, la primacía de los personajes
masculinos es clara. Incluso, diría, que Judy tampoco es el prototipo de tía
femenina. Nosotros ya los hemos conocido pero, ¿Qué significa cada uno de ellos
para ti? Y... esa esdifícilil... ¿Podrías elegir a alguno de ellos?
J.C.: Eso de la
primacía de personajes masculinos me está costando algún que otro “disgusto”
con mi pareja, que es también la ilustradora de las portadas, mi lectora beta y
mi primera y principal crítica, ahora también desempeñando labores de
correctora. De momento lo que he escrito es lo que me ha salido, yo no puedo
hacer demasiado con lo que me dicta la inspiración, y si nada más que han
salido hombres… Tengo previsto zanjar esa cuestión: estoy empezando a escribir
una historia donde la protagonista es una niña, y lo siguiente que escriba, con
un poco de suerte, estará protagonizado por una mujer. Hasta ahora no me había
atrevido con mujeres por varias razones, pero ya te digo que eso va a cambiar.
A ver si no meto la pata…
En cuanto a lo que significan para mí los personajes, no ya
del “Lobo”, sino de todas las historias que escribo, ya lo expresé más o menos
antes, cuando decía que era como jugar a ser dios sin llegar a serlo. Y es que
todos los personajes me tienen que decir algo, aunque sea la persona más
anodina y vulgar del mundo, necesito sentirme cómodo describiéndolo y
poniéndome en su piel, así que, tarde o temprano siempre, o casi siempre, acabo
identificándome con él, aunque sólo sea por rutina, por tratar con él/ella a
diario y durante horas. Jeff es el protagonista de mi primera novela, y para mí
es un tipo muy carismático sin contar con un destacado don de gentes, muy
perspicaz, capaz de llevarse por delante a media ciudad sin necesidad de
apretar un gatillo por él mismo, que vive una gran evolución que lo hace
cambiar de forma de ser, o que más bien destapa su auténtica forma de ser. Creo
que ningún otro personaje de ninguna otra de mis historias cambia tanto como él,
ni tan rápido, y todo eso lo hace muy especial. Pero de todas maneras, si
tuviese que escoger a uno, me quedo con Doug Colvin, el policía, el mejor amigo
de Hyman, un hombre que sin ser corrupto (el único que no comete la menor
falta) finalmente cede arrastrado por las circunstancias y faltando a su deber.
Al menos lo hace por una causa que él considera noble.
Del resto de historias me cuesta más elegir, aunque Neil
Oldman, protagonista de “Algún pecado raro”, también tiene mucho de mí y me es
sencillo entenderlo y apreciarlo. Hay
por ahí varios, de otras novelas, que si salen a la luz y se les conoce van a
dar que hablar. O eso espero. “La bruma”, mi última novela, la protagonizan un
grupo de amigos y, aparte de que todos llevan una pizquita de mí, me es
complicado quedarme con uno de ellos nada más. Me gustan los personajes
especiales, los típicos con los que te encuentras en alguna película, o en la
vida real, y no sabes qué pensar de ellos, de esos de los que incluso llegas a
plantearte si su cabeza funciona bien o si vienen de otro planeta.
M.B.Vigo: Toda novela lleva detrás un complicado y exhaustivo proceso
de inspiración. ¿En qué se inspira Jesús Carnerero? ¿El cine, la música? ¿Otros
escritores?
J.C.: Me inspira
principalmente el cine y las series. La lectura me ofrece más nociones de cómo
tengo que contar las historias, aunque también me inspira, claro. Y la música,
si recurro a ella, me lo pone todo bastante más fácil: hacer una lista de
temas, repasarlos, imaginar qué podría salir de ahí, esbozar y al lío. Por eso
decía que volveré a eso de la novela negra a ritmo de rock, da mucho de sí.
Por desgracia no soy capaz de leer al mismo tiempo que estoy
concentrado en escribir, o al menos no puedo leer tanto como me gustaría,
porque leo tanto como me permiten todos los procesos por los que tiene que
pasar una historia desde que se concibe hasta que se publica, que no son pocos,
y que como autor independiente me los tengo que comer todos, me gusten o no.
Pero sí que es verdad que el acto de leer relajadamente y con sosiego lo dejo
para el verano, ya que en Extremadura se hace bastante complicado hacer
cualquier cosa por culpa del calor, y me gusta recargar la inspiración en esas
fechas. Mis autores de cabecera son José Saramago, Charles Bukowski y Paul
Auster, de ahí vengo, de ellos nace mi vocación (aunque puedo comprender que la
mezcla sea imposible), leyéndolos a los tres brotan mis ganas de escribir, y
sobre todo, de pensar y decir: “Quiero escribir”. Me gusta Roald Dahl, Hermann
Hesse o Chuck Palahniuk, y muchos otros, especialmente los que cultivan el
relato corto, pero no tengo un favorito, ni tampoco un solo género, suelo leer
de todo. O de casi todo, porque me niego a leer bestsellers hasta que no ha
pasado su ola de fama. De hecho, Millenium es de lo último que he leído. Y me
ha gustado. También me inspira pasear con mi perro, la naturaleza, conversar…
La vida misma, vamos. Llega un punto en el que cualquier cosa que sucede a tu
alrededor es susceptible de inspirarte, te conviertes en una especie de
esponja.
M.B.Vigo: La publicación es un lastre con el que, tarde o temprano,
todo escritor debe lidiar. ¿Cómo fue tu experiencia en este caso? ¿Qué podrías
aconsejar a otros escritores noveles en este aspecto para que no se desanimen?
J.C.: Yo arranqué con
mucho miedo, repleto de dudas, y dando el triple de vueltas de las que ahora
daría si volviese a empezar. Pero no hay mal que por bien no venga, no me
arrepiento, ni siento que diese el paso demasiado tarde; llevo seis o siete
meses, tengo tres novelas publicadas, me gustaría tener dos más para el verano
(las primeras partes de un par de sagas, una de fantasía y otra de espionaje y
conspiraciones), y para finales de año soy incapaz de decirte qué pasará, pero
no sería de extrañar que ese número se hubiese incrementado, si todo va bien.
Vamos, que tal vez metí la cabeza tarde, pero estoy ahí, con un éxito muy
moderado, pero con gente que apoya y anima, y algunos incluso me leen, por eso
no puedo rendirme sino que he de esforzarme cada día más para estabilizar todo
y llegar a más gente. Me quedo con eso; el esfuerzo diario tiene, o debería
tener, alguna recompensa. Llevo medio año, como digo, y puedo afirmar sin
exagerar que no he vuelto ni a ser la misma persona, ni a ver ni a utilizar las
redes sociales de igual modo, ni tampoco a pasar por alto algo que me pueda ser
de utilidad, sea lo que sea. De nuevo, sale lo de ser un poco esponja. Todo en
mi vida está centrado en aprender, avanzar y mejorar. Tampoco he vuelto a
descansar igual, pero bueno, tengo mis esperanzas puestas en el verano. Espero
que no me falle porque empieza a pasarme factura esto de no poder parar.
A todo escritor novel que quiera publicar solamente puedo
decirle que tenga paciencia, que investigue y que se ponga a ello, porque si de
verdad quiere publicar, con todo lo que internet ofrece va a acabar publicando,
le lleve más tiempo o le lleve menos. Y si necesita directrices más concretas
que contacte conmigo, no sería la primera vez que charlo con alguien que quiere
saber cómo se publica y dónde puede hacerlo. Acabo de editar y maquetar una
novela de un chaval que había publicado en papel y que quería publicar también
en digital, pero ni sabía hacerlo ni su editorial le dejaba si no era pagando,
lo que me parece lamentable y también bastante estúpido, cerrarse una puerta
tan inmensa como es el mercado digital. Es que ni siquiera creo que sea una
puerta que se pueda cerrar, pero bueno… Ahora bien, que publicar esté al
alcance de cualquiera no quiere decir que se vaya a obtener éxito inmediato,
nada más lejos. No pretendo pecar de egocéntrico, pero en mi caso, que obviamente
es el que mejor conozco, es ahora, siete meses después de lanzarme a publicar, cuando
una de mis novelas está empezando a llamar la atención. Y hablo de la primera
de ellas, tengo otras dos, igual que hablo de cierto auge en las ventas, no de un
boom impresionante… Pero no hay que desanimarse nunca. Lo bueno que tiene el
mundo de la edición digital es que es abierto y global, que puedes ser un
perfecto desconocido en tu país y un superventas en México, por ejemplo. Volviendo
a mencionarme a mí mismo, es curioso que me veo en una situación muy
particular. Y es que, o no me leen o gusto mucho a los que me leen. No existe
un punto intermedio. No tengo una crítica mala, pero a cambio tengo muchísima
indiferencia y pocos lectores. También está el lado amable, lo que me ha pasado
contigo, por ejemplo: seguirnos por Twitter, charlar un poco y aquí estamos,
haciendo una entrevista, has leído una de mis novelas, creo que te ha gustado…
Me ha pasado varias veces, aun siendo pocas, y es cuanto sientes las cosquillas
en el estómago y piensas: ¿Lo conseguiré? ¿Podré dedicarme a escribir tal y
como pretendo, tal y como estoy luchando como un loco? Porque mi objeto no ser
famoso, ni rico, ni bestseller: quiero vivir de escribir. En fin, que no sé qué
me deparará el futuro (de aquí a final de verano o hasta que termine el año
como mucho), pero a no ser que me convierta en el niño mimado de una gran
editorial, no creo que me sintiese como me siento formando parte de algo
distinto a la autoedición y a la autopublicación.
M.B.Vigo: Creo que estás inmerso en la publicación de una nueva obra...
Seguro que tus lectores estarán encantados de conocer algún detallito más, si
es posible.
J.C.: Y tan
inmerso: acaba de salir a la venta en Amazon. Se titula “La bruma”, y de
momento he dejado aparcado el rock y la novela negra. Es un thriller que
empieza con los protagonistas sufriendo una serie de ataques de ceguera
transitoria. Como forman parte del mismo grupo de amigos desde la infancia, se
reunirán por motivo de la muerte de uno de ellos, algo que les lleva a poner en
común, y también a indagar e investigar qué les provoca esos ataques de
ceguera, además de otras dolencias. Se encontrarán con una vieja fotografía en
la que aparecen todos junto a un niño que no recuerdan, pero que puede ser el
hilo del que tirar para resolver el misterio de lo que les ocurre… Y lo demás
pues tendrán que averiguarlo leyendo la historia. Me he divertido mucho
escribiéndola, la verdad. Me encantaría que las personas que la leyesen también
la disfrutasen tanto, y por supuesto que supusiese un nuevo paso en mi
“carrera”, ya que desde mi punto de vista, como autor, es un revulsivo,
personal y objetivo, evidentemente, pero aparte de lo bien que lo he pasado
escribiendo, también creo que tiene algo distinto, algo que engancha. Y ha sido
lo primero que he escrito en este 2015, ya metido completamente en la harina en
la escritura, muy activo en internet, en medio de presentaciones de libros de
papel, darme a conocer en la medida de lo posible, reseñas, entrevistas, etc.
Vamos, que me enfrento a este nuevo lanzamiento viéndolo todo a través de un
prisma distinto, comenzando desde cero, porque ésa es la sensación que tengo
siempre, pero al mismo tiempo, teniendo el presentimiento de que ya estamos ahí
metidos, bien sea con la cabeza, un pie, o el codo, no lo sé. Desde luego, no
puedo sentirme ya como cuando publiqué la primera o la segunda, tan perdido y
confuso, pero nunca se sabe. A ver qué pasa…
Jesús ha sido un placer realizarte esta entrevista. De verdad que la he
disfrutado muchísimo, espero que tú también hayas pasado un rato agradable
entre letras y música. Espero volver a leerte muy pronto, y volver a cruzarnos
en este camino de letras.
¡Muchísimas gracias y hasta pronto!
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